Encuadre Colectiva: un espacio de sanación y reflexión artística feminista

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La cooperación y el apoyo entre mujeres han demostrado ser valiosas herramientas para enfrentar y superar desafíos. La cooperación, en lugar de la competencia, podría convertirse en la manera de erradicar el trabajo individual y egoísta y, contrariamente, ayudar a fomentar un ambiente de apoyo y crecimiento mutuo. 

Ante la necesidad de crear espacios que propicien la colectividad, aunado a la inquietud de querer explorar, cómo a través de procesos artísticos se puede sanar y reflexionar sobre las experiencias inscritas en la cuerpa/memoria, emerge en la Ciudad de Toluca el grupo de artistas Encuadre Colectiva comprometido con la redefinición del arte desde una mirada feminista, buscando reconstruir y revalorizar nuestra perspectiva.

El primer paso para lograr estas reflexiones e intercambios es la gestión de Encuentros Creativos. Estos encuentros permiten a las participantes llevarse a casa un autorretrato creado a partir de la conceptualización de su propia imagen desde distintas aristas, utilizando como herramientas procesos artísticos, revisión teórica de conceptos y ejercicios de autoconocimiento. A diferencia de un taller, los encuentros se enfocan en desarrollar un diálogo entre facilitadoras y participantes, fomentando un intercambio de conocimientos que permita debatir acerca del arte y el papel de las mujeres en él. 

El pasado 13 de julio, con Casa Gurin en Toluca como sede, se llevó a cabo el Segundo Encuentro Creativo. En él, se abordó la idea de que nuestros cuerpos son territorios llenos de historias, experiencias y memorias. Partiendo de la premisa de que el cuerpo no es sólo un recipiente físico, sino un lienzo vivo donde se inscriben vivencias personales y colectivas, influidas por contextos socioculturales y políticos, se promovió un espacio de reflexión y creación. Las participantes dialogaron y compartieron sobre la relación entre su cuerpo y su identidad, utilizando metodologías que integraban arte visual y escrito para conceptualizar y materializar su autorretrato, reconociendo su propio cuerpo como un territorio de resistencia y empoderamiento.

Además, se brindó la oportunidad de conocer y dialogar sobre el trabajo de otras artistas como Vivian Maier, Gabriela Liffschitz y Zanele Muholi. Maier capturó la vida cotidiana y la presencia en espacios públicos a través de la fotografía de calle; Liffschitz documentó la transformación del cuerpo, y Muholi abordó cuestiones de raza, género y sexualidad, visibilizando identidades marginadas. La inclusión de estas referentes enriqueció la experiencia del encuentro, ofreciendo contextos históricos y contemporáneos que amplifican la comprensión y apreciación del cuerpo como un territorio de significados múltiples y profundos.

En relación con el autorretrato, es común pensar que las mujeres han recurrido a este género artístico por una cuestión narcisista, enfocadas únicamente en su propia imagen y en la representación de su mundo personal. Sin embargo, como señala Dina Comisarenco, el autorretrato es precisamente lo contrario: es una herramienta poderosa para desafiar los estereotipos impuestos sobre las mujeres. El autorretrato permite a las artistas presentarse no como objetos, sino como sujetos, como personas con derechos y creadoras que se ven a sí mismas de manera diferente. A través del autorretrato, las mujeres pueden redefinir su identidad y reclamar su espacio en el mundo del arte, demostrando su capacidad de introspección, autocomprensión y empoderamiento.

Encuadre Colectiva, a través de sus Encuentros Creativos, no solo promueve la creación artística, sino también un proceso de sanación y autocomprensión, demostrando cómo el arte puede ser un medio poderoso para reflexionar sobre nuestra propia corporeidad y los significados que le atribuimos.