Gente Elegante

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–En un bar de la calle Gante–

Aquí nació mi poesía 

esa encriptada queja traicionera.

Lisonja para mi debilidad perdida.

Para ésta pusilánime creciente 

y lastimera sombra de ayer 

en la ciudad más poblada del orbe. 

A la mesa, mis años y mi hambre

como antes hubo sueños y palabras

 ahora sólo desigualdades, querer huir. 

Donde antes buscaba soledad, 

ahora agito mis brazos en búsqueda 

de sanar mi traición dócilmente perpretada. 

Mala persona

me perturbo, ni alcanzo el calificativo, 

pero mi mala fama me anticipa, 

aún aquí, en un lugar sórdido e inmundo, 

donde también habitaba la poesía, 

sitios que no merecen mi lealtad 

como la vida de muchos individuos.