+Hace 25 años murió Octavio Paz; creó una capillita en su entorno; ganó el premio Nobel de Literatura; el departamento de Guadalquivir; me trajo del tingo al tango durante tres años; Ale Pastore, gran colaboradora

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La frase:

Tras tres años de espera, el nombramiento de Gustavo Díaz Ordaz como embajador de México en España, estuvo a punto de echarnos abajo la entrevista con Octavio Paz.

PERO SE LOGRÓ

 

ESCRITORA DE EXCELENCIA: Tiene dos años de colaborar con poderedomex.com, es una destacada periodista y escritora, su nombre es Ale Pastore, quien participará en la IV Feria Virtual del Libro de Cajamarca, Perú.

Lo mismo está en Alemania, que en Costa Rica o Nueva York. Nació en Lima, Perú, radica en Nueva York, es licenciada en comunicación social y audiovisual. Escribe una columna de prensa cultural en el portal informativo poderedomex.com.

Es Creative Director de la Revista de Poesía-CódiceSu obra aparece publicada en diversas revistas con traducciones al portugués, italiano, inglés y griego. Ha ofrecido lecturas de poesía en Lima, Buenos Aires, Madrid, Nueva York, Costa Rica, Lisboa, entre otros.

Ha publicado La distancia del tiempo (2020) y Todavía oscura (2022), por Gambirazio Ediciones.

Sin duda es un orgullo que colabore con nosotros.

Ale Pastore

 

25 años ¿y?.- Un cuarto de siglo, tiempo suficiente para valuar si es o no el poeta más grande de todos los tiempos. Su obra se ha ido perdiendo con el paso del tiempo, así como los posibles sucesores que no lo han estudiado a fondo tanto en su quehacer poético como en el ensayístico, me refiero a Octavio Paz, quien el 19 de abril de este año de 2023, llegó a esa fecha significativa de su ausencia, mas no de su presencia en quehacer académico, si de veras es que trascendió a la cultura mexicana e internacional.

Es probable que la actividad académica se estructure un programa para estudiarlo a fondo, sólo que me atrevo a decir que será para otros años, debido a que en el país hay urgencias de otra índole que dedicarle un mes para su estudio y valorarlo en definitiva. Se dirá que con el otorgamiento del premio Nobel de Literatura en 1990, es más que suficiente y no ahondar en su escritura ni tampoco en donde sus opiniones sobre nuestro país si eran o no las más afortunadas sobre todo con un pequeño libro llamado El laberinto de la soledad –1950– en donde quedó de manifiesto, con el transcurso del tiempo, que fue influido casi en su totalidad por la obra de un ya desconocido –debido a que no se volvió a reeditar– la obra de un pensador michoacano Samuel Ramos Magaña, quien tuvo como eje central de temática la identidad y psicología del mexicano.

Él –Ramos Magaña– si estudió a fondo esta temática y esta preocupación, por ser académico, además de director de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Murió el 20 de junio de 1959. Fecha significativa para aprovecharse de su ausencia y –quizá por carecer de roce internacional– para decidir como un soplo apenas perceptible la no reedición de un texto que encierra una idea de José Vasconcelos la investigación del alma mexicana y el regreso a los valores autóctonos. Investiga a fondo hasta encontrarse con un tema atractivo ver en el pelado la expresión clara y definida del carácter nacional. Gracias a estas observaciones construye su obra esencial El perfil del hombre y la cultura en México –1934– es aquí que, 16 años después aparece como gran descubridor de este tema Octavio Paz con su libro mencionado líneas arriba.

Paz es quizá la representación viva de las tragedias griegas, no por llevar una vida llena de dolor sino por el empleo del coro, los que apoyaban al protagonista en el desarrollo de la obra. Él empleó a la perfección ese coro para las alabanzaspara llenar los sitios en donde se presentaba a leer su poesía y estar atento a los actos en los que saldría beneficiado a fondo con la promesa de editar a los que se comprometieran a invitar a cinco personas y cada uno de ellos a otros cinco: el efecto multiplicador.

A ese efecto multiplicador, se le llamó capillitas y Paz llegó a tener una catedral. Quizá Paulina Lavista, esposa de Salvador Elizondo, fue la gran sacerdotisa de esas capillitas.

En su biblioteca

A través de ella pude contactar, para entrevistas, lo mismo a Juan García Ponce, que a José Luis CuevasUlalume González de León, esposa del arquitecto Teodoro González de León –realizador del Auditorio Nacional o de buena parte de Brasilia–, a Juan Soriano,  José Luis MartínezGünther GerzoMario Moya PalenciaMarcela Ibáñez y muchos intelectuales más que me fueron dando los teléfonos de cada uno, con la condición de que no dijera quién me lo había proporcionado.

Fueron tres años los que nos trajo de un lado a otro, de comprar sus libros no tanto de poesía sino de ensayo como El arco y la lira, un estudio sobre el quehacer poético, el libro desprendido de la obra de Samuel Ramos citado al comienzo de esta remembranza, de leer sólo los dos primeros versos de otros textos: Topoemas –1971– Pasado en claro –1975– Viento entero –1965– y quizá el libro que se salva Libertad bajo palabra –1949– y no la reelaboración que hizo hasta terminar por deshacerlo. Ahí podría haber estado la semilla del inmenso poeta que dicen que fue.

Pretextosexcusas: Para lograr una entrevista con Paz, siempre los hubo por su parte,  Me harán una intervención quirúrgicasabe ustedle suplico me hable dentro de tres meses, decía con su tono paceano al otro lado de la bocina. Salgo a Europa regreso dentro de cuatro meses, me llama el 15, a las cinco de la tarde, no se le olvideotra vez su tono paceano y  casi falto de aireMe llama en un momento en que tengo que salir, son cosas de última hora, me disculpa, me llama dentro de quince díasEstoy preparando el curso sobre poética que daré en El Colegio Nacional dentro de un mes y no puedo desconcentrarme, si quiere nos vemos ahí.

Con María

La entrevista de aquel 4 de abril de 1977 se desarrolló en su departamento, en el penthouse del edificio ubicado en Río Guadalquivir 109 a una cuadra de Paseo de la Reforma.

En la parte baja hay una tienda de ropa. No había puerta de acceso, era mediante la tienda misma. Le hablé por teléfono, no había celulares, me dijo que ya era tarde –dos minutos– pero le dije que había subido, pero el elevador sólo llegaba hasta el tercer piso. Me dijo: toque el timbre, llegue al 3er. Piso, no se baje, se espera. El manipulaba el elevador y entonces accedí al penthouse por la puerta trasera del elevador, como sucede en los hospitales.

Por fin llegó el mes de abril, las 19:00 horas, llegamos con media hora de anticipación justo en el momento en que sacaban cuentas de los asistentes con el corifeo para calcular si se llenaba el auditorioMe puede buscar al finalizar de mi disertación. Así lo hicimos, no contamos con la asistencia en ese sitio de Mario Vargas Llosa, quien nos saluda con mucha familiaridad. Sorprende esto a Octavio quien le pregunta con su parsimonioso modo de hablar: ¿los conoces, Mario? Me han buscado para una entrevista y no se las he podido dar, no sé quiénes sonMario, le habla bien de la labor realizada por el que esto escribe en relación a las entrevistas realizadas ya que son más de 280 hasta el día en que Octavio Paz4 de abril de 1977 decide concedernosla sólo que ese día fue el del nombramiento de Gustavo Díaz Ordaz como embajador de México en España al reanudarse las relaciones con ese país, hecho que desató la ira del poeta al grado de primero tratar de posponer la entrevista, luego de revisar el cuestionario que fue de verdad contrario al Octavio Paz que todos conocen, anteponiendo a Efraín Huerta como mejor poeta que él y aventar tres veces el cuestionario y decir entre dientes: usted habla sobre las contradicciones de mi vida.

Le respondí: Usted la vivió, no yo.