Herida de abandono
El abandono emocional hasta hace bien poco no estaba estudiado. No había escalas para medirla, pero actualmente se tiene en cuenta al igual que el maltrato físico o emocional, la inversión de roles, etc.
El sentimiento de abandono es una circunstancia que se puede vivir de forma persistente durante la infancia. Puede ser por parte de la madre, del padre o de ambas. Esta herida de abandono se presenta en la adultez con secuelas, normalmente afectando al tipo de apego, que suele convertirse en evitativo.
El abandono emocional en la infancia puede ir acompañado de otros tipos de daños como el maltrato físico o el abuso emocional. Pero también puede venir solo, y es frecuente que la persona adulta no lo identifique claramente y califique su infancia como feliz.
Si indagamos más en esta etapa, encontramos que el sentimiento de abandono no se reconoce como una herida clara, pero con el tiempo ha ido penetrando y necesita visibilizarse. Como consecuencia se dan muy poca importancia a ellas mismas, porque así lo han vivido en la infancia. De forma constante detalles de su vida han sido ignorados o no tenidos en cuenta, haciendo que se conviertan en personas que no piden ayuda.
Consecuencias del abandono parental
Puede producir muchos daños la herida de abandono, y sanarla y superarla se convierte en una prioridad. Antes de hablar de ello identificaremos cuáles son las secuelas:
Cuando vives una ruptura de pareja, por ejemplo, o sientes que una persona querida se aleja de ti vuelves a reexperimentar la sensación de abandono. Aunque su relación de pareja vaya bien, anticipan y ponen tiritas antes del golpe.
Dependencia emocional
A raíz del miedo al abandono, es frecuente que se desarrolle dependencia emocional en tus vínculos más íntimos. Aunque no deseen seguir en pareja, las personas con herida de abandono no son capaces de dejarla, no quieren volver a pasar por un sentimiento de abandono. Quien ha sufrido abandono en la infancia tiene miedo de volver a ser invisible.
Muchas veces se normalizan conductas de riesgo, se le quita importancia a acciones que pueden poner en peligro su salud. Piensan que no son suficientemente importantes como para cuidarse y ante esas conductas de riesgo se dicen por qué no.
Las personas con heridas de abandono, como han vivido situaciones de peligro en la infancia que no han sido atendidas, directamente aprendieron a no explicar, a no compartir. Si en su casa no les brindan el apoyo y la atención que necesitan en ningún otro lado lo van a hacer. Por ello se mantienen vigilantes durante el resto de su vida. Si no sienten seguridad dentro de casa, no van a poderla sentir fuera.
Cómo sanar y superar la herida de abandono
El afecto positivo o una figura con apego seguro y estable en tu vida puede contrarrestar la herida de abandono. Para sanarla y superarla te recomendamos acudir a terapia y empezar a mirar hacia adentro a través de dos estrategias:
Haz un diario
Recoger tu vida en un diario hará que te des la importancia que mereces. Explica cómo te has sentido ante diferentes situaciones de tu día a día. Esto te dará información de cuándo estás a gusto, con qué personas te sientes bien, de qué haces cuando estás estresada, qué recursos tienes, etc.
Atiende a esa niña o niño que no fue visto en su momento. Cuando ya te hayas reencontrado con ella, puedes probar a reconciliarte con el niño o la niña interior de tus padres, es un proceso sanador. Para conocer más sobre la niña interior puedes ir al Podcast que grabamos hace unas semanas sobre la niña interior: cómo sanarla y recuperarla.