+JUAN MACCISE MACCISE, UN RECUERDO QUE PERDURA A TRAVÉS DE LOS AÑOS Y DE SU HIJO JUAN MACCISE NAIME
La frase:
Si quieres ganar un adepto para tu causa, convence lo primero de qué eres su amigo sincero.
ABRAHAM LINCOLN
CHARLA COMPLETA CON JUAN MACCISE NAIME
El 17 de febrero de 1977 falleció mi amigo Juan Maccise Maccise. El sábado pasado cumplió 47 años y su recuerdo sigue vigente. Quise recordarlo con este documento y una entrevista que le realicé a su hijo, Juan Maccise Naime, hoy presidente Municipal de Toluca.
Dicha plática la tuvimos en marzo de 2018 y la misma aparece en mi libro Con y por Toluca, las historias de familia continúan.
Quiero hacer un énfasis especial, es la primera vez que hablo con Juan Maccise Naime en muchos años, aunque sabía de su existencia y antes de entrar al aire, –fue una entrevista radiofónica– nos acordamos de su señor padre, fuimos muy amigos, compañeros en la escuela, hacíamos una tripleta sensacional: Juan Maccise Maccise, Alfonso Iracheta Cenecorta y quien esto escribe. Me vienen miles de recuerdos en tantos años.
Me llena siempre de orgullo y es algo indescriptible lo que siento cada vez que me platican de mi padre, es para mí, un honor, un orgullo y además, un compromiso enorme llevar este nombre, me dijo Juanito Maccise Naime.
Hablar un poco más porque Juan Maccise fue un alumno brillante, de los de 10 de calificación, era muy parecido al joven que tengo enfrente, pero además en el caso de él y mío, él iba para Ciencias Químicas, yo para Medicina, los dos nos tuvimos que regresar por diversas cuestiones a estudiar el bachillerato de Ciencias Sociales y terminamos siendo abogados.
Después su incursión en la política fue importante, espero que la de Juan Maccise Naime también así lo sea.
Cuando un amigo se va
En 1977, muchos dirían, ya llovió, escribí lo siguiente en memoria y reconocimiento a un gran amigo: Juan Maccise Maccise.
En la ciudad de México, cuando su vida apenas iba a rendir los frutos para los que se había cultivado, la parca segó la existencia de un excelente amigo: Juan Maccise Maccise.
Estaba en la etapa brillante de rendir como profesional, como político, como hombre, tenía 29 años de edad. Su carrera pública fue corta, pero excelente, estaba llamado a ser alguien importante, lo había reflejado desde que estábamos en la escuela primaria Antonio Claret.
Juan Maccise, el hermano menor de Jesús, de Rosita, de Víctor, de Pepe, de Carlos, de Camilo, el brillante sacerdote Carmelita, el sobrino de Anuar, dejó de existir.
Sus compañeros de la generación 72 de abogados, lo extrañaron desde ese momento, sus hermanos, sus amigos, todos quienes alguna vez estuvimos junto a él nunca lo vamos a olvidar.
Juanito, como le llamamos desde aquella lejana época de los cincuenta, inició sus estudios en la escuela primaria Antonio Claret, en donde fue un brillante alumno, así lo recuerdan maestras las señoritas Sánchez, también inolvidables, por sus conocimientos y disciplina, y condiscípulos.
A temprana edad, sufrió la pérdida de su padre, un distinguido comerciante en esta ciudad, El Siglo XX, se llamaba su cajón, así se les decía, en ese entonces, a una tienda de ropa.

Poco después sufriría la pena de perder a la autora de sus días. Maccise continuó sus estudios en la secundaria que, por aquel entonces, funcionaba en la Universidad Autónoma del Estado de México, en el edificio central que ahora ocupa la rectoría.
Siguió la preparatoria, también en la Universidad. Decidió estudiar el bachillerato de Ciencias Físico-Matemáticas, su cerebro era para ello, aseguraba y casi exigía el químico Luis Hoyo Canfield, famoso profesionista y papá del neumólogo Mario Hoyo, quien sufrió una gran decepción cuando Juan cambió de bachillerato y se dedicó a las disciplinas sociales.
Fue un destacado alumno a lo largo de toda su carrera. Se graduó con honores en la Facultad de Derecho de la UAEM.
Su frágil figura era seguida por numerosos estudiantes, después fue seguida por sus alumnos. Dio clases aun antes de egresar de la facultad.
Fue secretario de la Preparatoria número uno, de ahí saltó a la política, fue líder del Movimiento Juvenil Revolucionario, alcanzó una diputación local por el Distrito de Lerma.
Estuvo casi un año en Inglaterra, estudiando una especialidad. Se dijo en ese momento, que en Albión, adquirió un extraño mal, que lo llevó a la tumba, lo cierto es que también padecía del corazón, desde pequeño.
Por esas fechas desempeñó un cargo al lado del licenciado Humberto Lira Mora, director Jurídico de la Secretaría de Educación Pública.
Cuando se conoció la fatal noticia. Vinieron a nuestra memoria aquellas inolvidables etapas infantiles, aquellos juegos futboleros en las calles de Allende, las reuniones de estudio, parece que todo fue ayer.
Sin embargo hoy, Juan Maccise Maccise ha muerto. Descanse en paz.
Ahora, 38 años después recuerdo más anécdotas e historias.
En la primaria Claret, ahí en la calle de Juan Aldama entre Miguel Hidalgo e Independencia, llevamos una gran vida infantil, plagada de juegos y de conocimientos.
Todos los días se nos preguntaba la clase de todas las materias. El cuestionamiento era para todos, los 28 alumnos, entre quienes se contaban:
Pedro D’Oleire, Isidro Conzuelo, Antero González, Emilio Montes de Oca Gasca, Alejandro Sánchez Iniestra quien llevaba el balón a la hora del recreo y cuando su equipo iba perdiendo, nos quedábamos picados, porque se llevaba la base del juego: su balón,
Alfonso Iracheta Cenecorta, Faustino Macedo Domínguez, Pedro Guerra Patjane, Francisco Sánchez Montes de Oca, Oswaldo Garduño Cruz, Francisco Macedo, y muchos más.
Las reuniones para estudiar eran, o en la casa de Poncho Iracheta Cenecorta, en la calle de Gómez Farías, en la de Antero González en Allende, en la de Juan Maccise en Allende, en la siguiente cuadra o en la de Faustino Macedo en Instituto Literario.
Valga el recuerdo.
Platíqueme de su señor padre
Usted en vida, creo, tuvo mayor acercamiento. Convivieron mucho entre ustedes, de niños fueron compañeros en la escuela Claret, hasta donde tengo entendido.
Realmente mi padre falleció cuando yo tenía un año, nací el 14 de agosto de 1975 y él murió el día 17 de febrero de 1977, no tenía mucha noción de la vida y lo que estaba aconteciendo.
Mi infancia transcurre con normalidad, siempre escuchando buenos comentarios sobre mi padre, cuando uno es niño o adolescente quizá no dimensiona el tamaño de las personas y cómo han trascendido a través del tiempo.
Voy creciendo, en la época de la prepa, se empieza a sentir un poco la carencia de la figura paterna, no obstante tuve siempre el cobijo y la guía de mi abuelo materno y de mis tíos, tanto de los paternos como los maternos, aunque por las mismas circunstancias, siempre fui más allegado a mi familia materna.

Como le refería, en la época de la preparatoria, uno empieza a tener inquietudes que van definiendo lo que más adelante uno va a generar o va a hacer.
Empecé a dimensionar la figura de mi padre, adentrarme un poco más, a conocer de su trayectoria y me empezó a causar cierta admiración; a la mejor era guerroso de pequeño y me decían, si hubieras conocido a tu papá.
Precisamente esa ausencia de la figura paterna, fue lo que me hizo ir conociendo un poco más de él.
Al ingresar al servicio público, tuve un mayor impacto al ir conociendo personas y actores que fueron sus amigos con los que él convivió, desde estudiante fue un hombre destacado, no sólo en el ámbito intelectual sino social.
Fue un hombre, también adelantado a su época, sin duda alguna, un hombre preocupado por lo social que, a pesar de no haber sido oriundo del municipio de Lerma, que es la cabecera donde él fue diputado, dejó una gran huella.
La gente lo recuerda con mucho cariño, incluso cuando estuve haciendo trabajo político en la campaña del gobernador Eruviel Ávila, llegaba a los comisariados ejidales y los señores se acordaban perfectamente de él. Me sentía halagado, porque me decían, usted es igualito, nada más que su papá tenía el cabello un poco más largo y de bigote.
Realmente son cosas que alimentan el alma y a la vez, obligan a uno a seguir manteniendo en alto un nombre, que a la fecha es limpio, impecable. Tengo ese reto.
Eso es lo que puedo decir de la figura de mi padre, un hombre del que me siento profundamente orgulloso.
Quiero seguir su ejemplo, creo que me heredó, y lo traigo en las venas, la vocación del servicio público, me entrego todos los días a ello y uno de los objetivos que tengo si no es que el principal, es dejar una huella como lo hizo él.
No en una competencia, porque nunca estaré compitiendo con mi padre, pero sí quiero trascender, como él, y si en algún momento tengo hijos, que ellos puedan sentirse orgullosos de su padre.
Tengo esa visión de la vida en mi actuar como persona y como servidor público.