Llovizna en Marzo: Una declaratoria de amor súper cursi de último minuto

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Transcurrieron varios días, no supe cómo explicarlo, pero tus besos lo lograron; sucedió que te deje entrar, me encontré con tus abrazos, con tu calor, con tu apapacho, con la gracia de querer ser feliz a tu lado, y aunque dudé si debía darte todo mi cariño o simplemente huir, me arriesgue, fue muy claro; me perdí en ti.

Decidí quedarme, quedarme en tu risa exagerada, en tus bailes alocados, en tus horas de estudio, y con las charlas del trabajo. Aterrizar en tus pacificas mañanas y en el delirio de nuestras noches sin dormir.

Quiero en verdad quedarme para largo, imagino más locuras a tu lado, de esas que me flipan; simples, bonitas. Imagino bailar contigo mucho rato, cantar contigo, caminar contigo, viajar contigo, pero sentí que, en esa llovizna loca de marzo, te perdí.

De aquello tal vez, quedará un recuerdo que, poco a poco se desvanecerá y en las noches en las que tenga frío y necesite de tu aliento, de tu cuerpo, entenderé que no volverás.

Te agradezco infinito lo que dejas en mí, cada detalle, imágenes, personas, extraños sucesos astrales, en fin. Te agradezco tu comidita rica, tus intenciones sobrias, tu piel.

Te robé varias canciones, están ya en mi playlist y me salvarán o me hundirán y eso es lo que más me gusta. Te agradezco infinito el tecito en la cama, el desayuno sobre la carretera, tus manos en mi espalda, tu mirada coqueta y ese hermoso beat. Te agradezco los suspiros que ejercitan mi corazón. Te agradezco el fuego en tu habitación y en la mía, una reacción explosiva, ¡que ganas de tenerte aquí! Muchas gracias por sembrar en mí la duda, hay tantas cosas que quiero saber y de las me cuentas con tanta emoción que de inmediato busco y me hacen crecer.

Admiro tu genio, tu humanidad, tu empatía y algunas veces tu desapego. Amo tener cosas en común, reírnos de las mismas bobadas y no pensar en otra cosa, es como desaparecer, se siente muy bien. Tienes una fuerza interna que, vaya, me hace sonreír.

Y contando un poco sobre mi pasado, constantemente después varias lloviznas, aprendo a no invitar a nadie a mi vida si no están listos para esto que está aquí.

Aprendo a no poner vagos pretextos cuando no se quiere nada realmente, a decir lo que se siente con el corazón en la mano. Aprendí a compartir horas de locura y caricias sin una gota de licor y sin mentiras, gracias por no esconderme, por quererme esos ratos junto a ti.

Y voy aprendiendo esto de jugar al amor, aunque sea por unos días, porque así de efímera es está pinché vida.

Puedo o no ser la droga perfecta, eso depende de ti. Perdón por ofrecerte el amor, que no estás listo a recibir de mí. Esto es lo que hay, así que che, lo tomás o lo dejás.