LO HECHO EN SANTA INÉS, QUE BUENO ES.

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El 29 de septiembre es una fecha muy significativa en la vida de un personaje de nuestra querida Toluca, un líder social, un guía espiritual, un maestro de vida, un gran amigo y un ser humano excepcional… me refiero a MONSEÑOR GUILLERMO FERNÁNDEZ OROZCO.

 

Hace 30 años fue nombrado por el Santo Padre, San Juan Pablo II, Prelado Doméstico de su Santidad, aunque se conoce más como Monseñor.

El 29 de junio de 1976, se ordenó como sacerdote egresado del Seminario Conciliar de Toluca siendo su tutor el fundador de la Diócesis de Toluca y primer Obispo, Don Arturo Vélez Martínez.

 

Desde entonces, el nacido en Santa Inés, Michoacán, el dos de enero de 1951, ha dedicado su vida a predicar la palabra del Señor. El mayor de 9 hermanos de los cuales viven 8, una familia tradicional mexicana y verdaderamente ejemplar, formada por el patriarca Don Pedro Fernández Barragán y Doña María Guadalupe Orozco y sus hijos Guillermo, Juan Manuel, Armando, María Eugenia, Alfonso, Sonia Elizabeth, Osvaldo, Pedro (qepd) y Roberto.

Su primera responsabilidad fue como encargado de grupos durante seis años y profesor; posteriormente, de 1982 a 1984, viajó a Roma para estudiar en la Universidad Pontificia Gregoriana la especialización en historia de la Iglesia y Arqueología Paleocristiana y algunos cursos de derecho.

A su regreso, estuvo a cargo de la dirección espiritual, catedrático, encargado de la biblioteca y encargado de Teología del Seminario que lo formó, de donde también fue Vicerrector de 1991 a 1996.

Del 2002 al 2004, fue Párroco de Metepec. Desde el 16 de julio de 2004, hasta el 4 de noviembre de 2020, fue Vicario General de la Diócesis de Toluca. Actualmente, está adscrito a la Catedral de Toluca como investigador de todo lo relacionado con la historia de la Diócesis y sumará esta información como parte de los preparativos para festejar su 75 aniversario de su fundación en el próximo 2025.

Recientemente regresó al Seminario a dar clase de la historia de la iglesia. El Padre Memo, como cariñosamente le llamamos sus amigos, disfruta asumiendo su plena responsabilidad predicando la palabra den Dios y enseñando la doctrina católica a sus feligreses.

Poseedor de un carisma excepcional y de una aura que te envuelve en la fe cristiana, ya es un toluqueño reconocido ampliamente en todos los sectores. Es curioso que siendo casi un santo, le vaya a los diablos rojos del Toluca, afición que comparte con su amigo, también sacerdote, Rodolfo Vivanco.

Desde los 14 años llegó a Toluca con toda una vida por delante, fiel a su formación humanista, privilegia las relaciones humanas, es un amigo incondicional. Con nostalgia recuerda a sus amigos que se nos adelantaron y con quienes se reunían a tomar café cada quince días, y lo siguen haciendo.

Don Jaime Almazán Delgado, Jesús Barrera Legorreta, Ernesto Nemer Naime, Jesús Mondragón, todos ellos ya fallecidos; quienes siguen reuniéndose son Alfonso García García, José Colón, Jorge Canales, Tito Carbajal, Gonzalo Montemayor, Ramón Arana y Arnulfo Martínez.

Memo recuerda que el Señor lo ha probado con dos fuertes enfermedades: en 2007, se le disparó la glucosa a más de 1,457, un nivel increíble pero llegó caminando al hospital; y el 8 de julio del 2013, le atacó la cepa más severa que provoca el Sindrome de Gillian-Barré, que lo mantuvo postrado inmovil por 16 meses. El proceso de su recuperación, se los platicaremos en nuestra próxima entrega.

Por lo pronto, vaya un fuerte abrazo para el padre Guillermo Fernández en ocasión de sus 30 años como Monseñor.