London Loves

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El sábado 29 de Mayo fue la gran final de la UEFA Champions League, en la que el Chelsea se coronó por segunda vez en su historia, al derrotar al Manchester City por 1-0 en un intenso duelo.

Con una rivalidad que nos recordaba la del Britpop durante la década de los 90 entre Oasis vs Blur, llegaban por un lado el Manchester City con su conocido enorme poderío contra un Chelsea más modesto, pero igual de provocativo.

Los dirigidos por Guardiola llegaban a la final tras derrotar a uno de los grandes favoritos a ganar el certamen europeo; el PSG, mientras que Chelsea llegaba de derrotar al histórico Real Madrid.

Como señalaba en las dos anteriores entregas, ambos equipos proponían estilos diferentes de juego y mencioné que, aunque el Manchester City era un equipo con mayores recursos dentro de su plantel, llega a sufrir cuando juega contra equipos que saben hacer uso de las transiciones rápidas y que saben atacar las espaldas de sus jugadores y que un conjunto como Chelsea tenía esas armas para hacerle daño y que Timo Werner, que aunque es un especialista en ese arte de atacar los espacios, le hemos visto sufrir con la definición a lo largo de esta temporada por lo que sería importantísimo que llegara a esta final, con la puntería afinada.

La primera cosa que llamó la atención fue el planteamiento inicial del Manchester City y es que Guardiola decidió comenzar el juego sin un mediocampista de contención (normalmente veíamos a Rodri jugando como pivote y a Fernandinho como recuperador), comprometiendo así desde el primer minuto a que sus jugadores no tuvieran margen de error para perder la posesión de la pelota.

Los de Tuchel, a pesar de la lesión temprana de Thiago Silva, supieron aprovechar esos problemas de recuperación del equipo Citizen con un ritmo de juego alto y esas mencionadas transiciones rápidas (con las que ha sufrido Pep durante gran parte de su carrera) y de esta manera obligaban al rival a tener que correr detrás de la pelota, situación incómoda para cualquier equipo.

Chelsea pronto encontraría situaciones claves de gol ganando las espaldas del rival y Timo Werner tuvo un par de situaciones de gol claras que lamentablemente para su causa no pudo concretar; sin embargo, su compatriota Kai Havertz se encontraría con una jugada que vendría de una combinación por la banda izquierda entre Ben Chilwell y Mason Mount quien le pondría un gran servicio aprovechando la diagonal que tira Timo Werner para jalar la marca del central inglés John Stones para dejar así a Kai Havertz a espalda de Zinchenko y de cara al arquero Ederson a quien vencería y pondría así a su equipo al frente en el marcador.

Para el segundo tiempo el Manchester City sufriría otro duro golpe y es que su gran figura Kevin de Bruyne tendría que salir del partido luego de recibir un golpe en la cabeza, al que el árbitro sólo sacó una amarilla.

Al ver el desfavorable panorama, Pep decide ir en contra de su instinto y manda a su equipo a buscar el empate a punta de balones largos al área rival, buscando que alguno de sus jugadores encontrara alguna situación de gol con un rebote o de pronto con algún remate de cabeza, cosa que se antoja difícil cuando juegas sin un referente de área, incluso cuando entraron Agüero y Gabriel Jesús, pues tampoco son jugadores a los que se les de el juego aéreo.

Los Citizens trataron y trataron de encontrar opciones de gol en la recta final del partido; sin embargo, la zaga defensiva del Chelsea dio un partido impecable y de esta manera supieron aguantar el marcador, ganando así su segunda Champions League.

Los de Thomas Tuchel se llevan merecidamente la Orejona a Londres, dando cátedra de cómo defender en bloque y de cómo hacer sufrir al rival atacando espacios a gran velocidad.

Muchas veces se topa uno con la falsa impresión de que el rival que tiene la posesión de la pelota y que busca las opciones es superior al que prefiere ordenarse atrás y buscar contraatacar cuando se de la oportunidad de hacerlo; hoy Chelsea a la hora de defender no concedió las oportunidades que el City sí otorgó y es que nunca le pudieron ganar la espalda a los defensas londinenses y tampoco a sus centrocampistas y jugar entre líneas, esto en parte por el orden defensivo planteado por el estratega y en parte, por un pletórico N’Golo Kanté, la gran figura del partido.

Gracias por leerme y nos vemos en la siguiente entrega de Cancha Reglamentaria.