+Los del Enjambre Universitario parecen no comprender que, si quieren respeto, ellos deben estar dispuestos a ofrecer lo mismo; Crece el reclamo de la necesidad de refrescar el gabinete de la gobernadora Delfina Gómez
La frase:
¿Dónde están los especialistas en mediación que produce la Facultad de Derecho de UAEMéx?
URGE PRESENCIA EN NEGOCIACIÓN DEL PARO
Para exigir respeto, hay que saber respetar
A los miembros del autodenominado Enjambre Universitario les hace falta un poco de tolerancia, pero un mucho de educación. En la segunda jornada del diálogo que mantiene esa organización con autoridades universitarias cometieron todo tipo de abusos, en los cuales es muy fácil de incurrir, sobre todo cuando hay un pasamontañas de por medio que, además de resguardar la identidad de algunos de los que se sientan a la mesa de diálogo, les da cierto poder que, a veces, tilda en la prepotencia, pues pareciera que son los únicos que están facultados para imponer condiciones.
En la más reciente sesión se vivieron momentos bochornosos, algunos de los cuales deberían dar vergüenza a cualquiera que se diga universitario. Para comenzar, cuando llegaron los representantes de la autoridad universitaria y los estudiantes, docentes y trabajadores administrativos encapuchados, los jóvenes solicitaron abiertamente que el encargado de la Rectoría, Isidro Rogel Fajardo se retirara de la reunión, porque, según ellos, carece de representatividad y para ellos no tiene ninguna legitimidad en la tarea que realiza como parte del proceso que busca reencausar a la institución a la normalidad.
Ciertamente Rogel Fajardo no es rector de la Universidad Autónoma del Estado de México, todo el mundo sabe y comprende que estar al frente de quienes buscan que se normalice la vida académica de la universidad autónoma mexiquense por un acuerdo del Consejo Universitario, que es la máxima autoridad de gobierno en la UAEMéx, y como tal debe ser visto y respetado, pues si alguien le ha invertido tiempo y esfuerzo a ese objetivo es precisamente Isidro Rogel, por lo que los del Enjambre Universitario deberían demostrar tantita madurez y altura de miras para aceptar que alguien debe encabezar ese proceso.
Posteriormente los integrantes del Enjambre Universitario incurrieron en otro exceso, pues pidieron que el encargado del despacho de la institución se levantara de la mesa de negociaciones y que en su lugar se sentara otro consejero universitario, porque, según ellos, Isidro Rogel Fajardo en la sesión previa, que duró más de nueve horas, se estaba durmiendo y, según ellos, les había faltado al respeto a los de su organización.

Quizá Rogel Fajardo por momentos haya mostrado signos inequívocos de cansancio físico, pero habría que recordarles a los que lo corrían de la mesa de negociaciones que él es tan humano como cualquiera, que no es ningún súper hombre o algo parecido que pueda aguantar más de nueve horas de estar en una reunión. Ellos mismos también demostraron signos de cansancio, pero ellos evidentemente se toman la posibilidad de levantarse de la mesa para ir a despabilarse, fumar y regresar al diálogo.
Nadie tiene derecho de faltar al respeto de esa manera a quien en estos momentos encabeza administrativamente a la institución, y si los del Enjambre Universitario aspiran –como lo reclaman—respeto, pues deberían estar dispuestos a hacer lo mismo y demostrar un poquito de educación y, sobre todo, tolerancia.
Habría que recordarles a quienes se portan de esa manera, tan poco caballerosa, que el primer requisito para entablar cualquier tipo de diálogo es respetar a aquella persona con la que se sienta uno a negociar, y no descalificar, agredir y mucho menos vilipendiar al que está frente a uno.
Es cierto que ya se sentaron las bases para un diálogo cara a cara (eso significa sin máscara) entre autoridades y la comunidad universitaria, aunque en este caso varias de las caras estén cubiertas por un pasamontañas, pañoletas, máscaras de El Santo y todo tipo de aditamentos para ocultar la identidad de algunos, pero para que este ejercicio arroje resultados concretos se requiere mucha voluntad y, sobre todo, respeto de ambas partes.

Sobre los acuerdos alcanzados hasta el momento, éstos han sido verdaderamente escasos y se han centrado en correcciones de redacción a algunos artículos de la legislación universitaria, los cuales no están de más, pero quizá ese tipo de cambios se pudieron hacer de forma paralela a permitir que las actividades académicas prosigan y se deje de perjudicar a tantos alumnos que sí quieren estudiar y continuar su preparación, pues las alternativas que se pretenden instrumentar ciertamente pueden aliviar parcialmente la situación, pero nunca será igual a lo que se podría lograr en materia de desarrollo estudiantil si la UAEMéx volviera al trabajo en las aulas.
Para rematar en su prepotencia, a los integrantes del Enjambre Universitario se les ocurrió exigir acceso abierto a las sesiones del Consejo Universitario, que, como ya se dijo, es la máxima autoridad legalmente constituida en la Universidad Autónoma del Estado de México, en lo cual también pusieron de manifiesto su ignorancia, pues habría que recordarles que el Consejo Universitario tiene su propio reglamento, y en éste se establece la forma de las sesiones, en donde no está estipulado que pueda entrar a las sesiones nadie que no tenga el cargo de consejero universitario, por lo que su solicitud obviamente fue declarada improcedente.
Son ese tipo de caprichitos los que no permiten que se avance realmente en los asuntos de fondo para restablecer la normalidad académica en la institución, y son ese tipo de personas las que evidentemente obstaculizan cualquier negociación. Es necesario que estos personajes respeten las normas que ellos mismos exigen que se cumplan, y a las cuales únicamente proponen reformas en las que se les dé a sus organizaciones manga ancha y prácticamente la posibilidad de hacer y deshacer a su antojo.

Crece el reclamo de la necesidad de refrescar el gabinete de la gobernadora Delfina Gómez Álvarez.
Hay quienes creen que próximamente habrá un movimiento importante y cambios en diferentes secretarías y otras dependencias del Gobierno del Estado de México, lo cual resulta comprensible si se hace un comparativo a la luz de los resultados que la mayoría de quienes integran el gabinete mexiquense han dado a la gobernadora Delfina Gómez Álvarez.
El argumento más frecuente es la necesidad de oxigenar la función pública, pero también hay quienes observan que lo que más hace falta al gabinete estatal es la experiencia, la cual únicamente se obtiene en el desempeño del cargo.
Habrá quienes observan que hay dependencias, como la Secretaría de Salud, por ejemplo, en donde prácticamente ya no se está haciendo nada, pues la reconformación del sector Salud del país desmanteló la infraestructura y servicios que se prestan en los hospitales y clínicas del Estado de México y le pasó la factura al gobierno federal sobre el personal que ahí labora.
¿Qué hace ahora la secretaría de Salud del Estado de México? Es la pregunta. Y la respuesta es amplia y a la vez muy concreta: nada. No es responsable de adquisiciones para su sector, en el cual falta de todo, y si no lo creen o no lo aceptan simplemente váyanse a dar una vueltecita fuera de hospitales como el Mónica Pretelini, Nicolás San Juan o Adolfo López Mateos para que en realidad valoren hasta dónde han llegado las carencias.
Pero no es sólo Salud donde se observan deficiencias, lo mismo ocurre por ejemplo en la Secretaría del Campo, donde no han sido capaces de hacer algo para impulsar el acuerdo que hace unas semanas se firmó a nivel nacional para procurar el control comercial del kilogramo de tortillas. Hoy existen diferencias de más de 10 pesos por kilo entre las distintas regiones del Estado de México, donde simplemente no existe inspección, pero tampoco hay ganas de reunirse para negociar con los verdaderos productores y distribuidores de maíz.
Por ese tipo de carencias y deficiencias es por lo que las voces a favor de un cambio de fondo en el gabinete estatal han dejado de ser un rumor para poco a poco convertirse en un auténtico reclamo popular.