MARXISMO Y FEMINISMO
Mary-Alice Walters en su texto titulado Marxismo y feminismo, publicado en Fontamara en el año de 1977 en España y, después en México en el año de 1989, en dicho texto el índice general señala temas importantes en pleno siglo XX sobre el tema del feminismo. La labor sociológica de Carlos Marx y Federico Engels dio muchos frutos en sus años y a los estudios siguientes. Se dejó de especular y los temas a tratar tenían por obligación que pasar por dos materias de la modernidad: economía y sociología. Estas dos materias se convierten en el marxismo tarea de la objetividad. Sobre todo, la economía, que se convierte en camisa de fuerza de la que parece no podemos escapar según el materialismo mal entendido por los que han de gobernar a nombre del socialismo en un solo país. De la que al parecer el hombre y la sociedad no pueden escapar. Por ello José Ortega y Gasset, filósofo español ha de decir: El hombre es, él y sus circunstancias.
El estudio del libro llama al tema de Los antecedentes de la Primera y Segunda Internacionales, tema fundamental para comprender por qué al llegar al poder los soviets de Ilich Lenin, han de dar el voto a la mujer dentro del proceso crítico de la revolución de 1917. Para llegar a ello fue necesario que sucediera lo siguiente: Cuando Marx y Engels fundaron la Primera Internacional en 1864, la teoría socialista se aplicó por primera vez a una práctica organizativa a gran escala. Con una diferencia radical respecto a las leyes y costumbres de la época, la Asociación Internacional de Trabajadoras eligió a una organizadora sindicalista inglesa, Henrietta Law, para su Consejo General. Cuán adelantado era este paso respecto a la práctica de las demás organizaciones políticas de la época, se puede juzgar por el hecho de que Marx presentó una moción en el Consejo General para que se organizasen secciones especiales de mujeres trabajadoras en las fábricas, industrias y ciudades donde hubiere grandes concentraciones de trabajadoras, añadiendo que esto no debía, de ninguna forma, interferir la construcción de secciones mixtas.
Desde Alemania y en pleno centro de la Inglaterra victoriana surgía la rebelión en el mundo del trabajo. Lugar donde el hombre reina sin permitir que la mujer ocupe espacios que puedan poner en duda el predominio del macho sobre la mujer. Inglaterra el país más industrializado se ufanaba de no dar en esos años ninguna canonjía o derecho a las mujeres. Si no eran dueñas de sus hijos, mucho menos de posiciones en la vida directiva de la industria y el campo. El abandono de la mujer como hija de su esposo. Una hija que era sólo empleada a la que se le vestía mejor que a las demás. Fuera de ciertas formas no tenía derecho a opinar sobre todo y sobre nada. Por lo mismo el que se reconociese a una mujer que podía ocupar un cargo a nivel europeo era una ofensa a la mente fascista y de los nazis que vendrán 5 ó 6 décadas más tarde.
Bien se puede decir que la revolución en favor de la mujer surge de textos como El Manifiesto Comunista, de ello habla la autora Mary-Alice, dice: La primera línea divisoria apareció tan tempranamente como la fundación del mismo movimiento marxista. El Manifiesto Comunista, en 1848, proclamaba resueltamente: ¿En qué fundamento se basa la familia actual, la familia burguesa? En el capital, en el beneficio privado… El burgués ve en su mujer un mero instrumento de producción. Oye que los instrumentos de producción están para ser explotados en común y, naturalmente, no puede llegar a otra conclusión que lo que ocurre con todo le ocurrirá a la mujer. No siquiera sospecha que el auténtico objetivo es acabar con la posición de la mujer como simple instrumento de producción.
Es la mitad del siglo XIX cuando mujeres y algunos filósofos plantean el problema de la igualdad por justicia social, por moral religiosa y no por sus derechos cívicos que le corresponden por obligación al ser ella la que da vida a la humanidad. Dice Mary-Alice: Más que eso, el marxismo señaló el camino para conseguir la liberación de la mujer. Explicó cómo la abolición de la propiedad privada proporcionaría las bases materiales para transferir a la sociedad en su conjunto todas aquellas responsabilidades sociales gravosas, soportadas en la actualidad por la familia individual —el cuidado de los ancianos y de los enfermos; la alimentación, el vestido y la educación de la juventud—. Aligeradas de estas cargas, señalaba Marx, las masas de mujeres podrían romper las cadenas de la servidumbre doméstica, y cultivar sus plenas capacidades como miembros creativos y productivos de la sociedad —y no sólo reproductivos—. Libre de la coacción económica sobre la que necesariamente descansa, la familia burguesa desaparecería. Las mismas relaciones humanas se transformarían en relaciones libres de personas libres.
Si nos colocamos en el contexto del siglo XIX en la Europa más progresista del planeta, se puede comprender estas palabras en todo el significado. Por ello es que aquellos que estudian el marxismo en serio comprenden que sobre la mujer se ha hecho una injusticia de miles de años, al considerarla un sub-objeto que apenas y merece palabras de amor: aunque en la vida real sea tan devaluada una y otra vez. El estudio de lo que sucede desde ese 1848 en que se publica El Manifiesto Comunista y hasta las primeras décadas del siglo XX los sufrimientos de la mujer por ser tomada en cuenta, por vislumbrar algunos resquicios de libertad hacia el mundo igualitario se va fincando tabique por tabique de manera muy lastimosa.
Cuenta Mary-Alice: Los primeros programas de los socialdemócratas alemanes sólo exigían plenos derechos políticos para los adultos —dejando expresamente ambigua la cuestión de si la mujer era considerada adulta o no—. Fue en 1891, año en que el ala izquierda defensora de la lucha de clases logró aprobar un programa básicamente marxista, cuando el partido exigió derechos políticos para todos, prescindiendo de su sexo, y la abolición de todas las leyes que discriminasen de cualquier forma a la mujer. Siglo XIX en Europa, donde leyes victorianas tenían sojuzgada a la mujer, y donde la mujer en España se encontraba bajo el autoritarismo machista de aquellos que realistas o republicanos ponían sus odios sin atender la presencia femenina y sus derechos.
En célula es posible ver los atrasos de la mujer o aquellas luchas que le fueron dando los logros que el siglo XX traería al occidente, es decir desde Europa y para América, tanto la angloparlante como la de habla castellana. Tres culturas ampliadas, pues la portuguesa afincada en el Brasil pone sociológicamente y culturalmente otros aspectos de las relaciones entre el hombre y la mujer. Por eso la historia del feminismo es una historia de diversas lenguas y culturas, de pueblos y países. Nos es imposible comprender las atrocidades que ahora se estarán realizando contra la mujer en Paquistán, donde una de las ideologías más retrógradas e injustas en contra de la mujer, se apropia de ella en absolutamente en todo: eso incluye el derecho a la vida, que es el primero y principal derecho que debería de ser respetado, pero no es así.
Mary-Alice cuenta: Durante los primeros años de la década de los noventa, el SPD se concentró en primer lugar en la organización sindical de las mujeres, y realizó algunas conquistas importantes. Después, en 1896, a instancias de Clara Zetkin, el SPD aprobó una moción para iniciar el desarrollo de organizaciones entre las mujeres. Además de trabajar por los objetivos generales del partido, se concentraron en un conjunto de aspectos que afectaban especialmente a la mujer: igualdad política, seguro de maternidad, legislación protectora para las mujeres trabajadoras, educación y protección para los niños, y educación política para las mujeres. Decenas o cientos de mujeres luchaban en Europa en los distintos países por ser visibles a sus propios hombres: el siglo XIX fue vital para comprender los logros del siglo que le ha de seguir. En muchas batallas las mujeres no sólo perdieron hogares y todo tipo de apoyos. Ni trabajo, ni familia, ni reconocimiento social: seres que desechaba y que desecha el injusto régimen.