Nieve de secretos

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La problemática que tuvo desde un principio A.S. se volvía a presentar. Esto solo fue cuestión de un día, una charla con P.T. Nuestro seudónimo rompió los límites y fuera de una clase tuvo el chance de charlar con ella.

Empieza a existir un lazo con la familia con la que vive y con ello, en vez de ser simples nombres vienen características, poco a poco la mancha de indeterminación disminuye. Sólo sabemos que Alex era un chico atractivo y que su hermano David tenía los ojos azules.

Respecto a mi investigación tuve una conversación amena con mi tío, al parecer si se fue de intercambio, si estuvo en los Estados Unidos por un año y siempre andaba de bermudas por el calor. Entre más cuadraban los detalles más me emocionaba, el problema fue que no reconoció el nombre Paula Turner y mucho menos el diario que tenía en mis manos.

Queda una persona más que puede ser el propietario de tan buena escritura. No pienso mencionarlo hasta que las citas y la historia lleguen a un punto crucial:

“25 de noviembre de 1995

La Navidad ya está a la vuelta de la esquina, el sol ya tiene mucho sin pegar, por primeras veces me he abrigado con dos chamarras. Mamá me envió una carta pidiéndome disculpas por no tener el dinero para regresarme. Hoy le mande otra de regreso y le dije que no había mucho de qué preocuparse. Que estaría bien y posiblemente lo pasara con la familia de Dana, aunque últimamente las cosas no parecían estar tan bien.

Después de llevarla al buzón fui caminando a su casa. Se supone que hoy íbamos a ver una película y beber el chocolate caliente de su madre que me presumió desde el primer momento que la conocí. Ella estaba en un sillón y yo en otro, cada quien estaba a su distancia. Tomábamos a sorbos el líquido tradicional de esas épocas.

 El silencio era más que notorio, veíamos una película mexicana del cine de oro llamada Al son de la marimba. Cada quien la observaba y se reía a sus momentos, no existía ninguna coordinación. Acabó y estaba a nada de irme, cuando ella me pidió ir a caminar. Nos abrigamos y salimos:

–¿Todo está bien?¬ pregunté.

–Todo muy bien, muy buena la película, reí a carcajadas. ¿A ti te ha gustado?–

–Nunca había visto una película tan buena.– respondí.

–Lo siento.– mencionó ella.

–Sentirlo, ¿de qué hablas?– dudé.

–Tengo que decirte algo.–

–Suéltalo. No hay palabra que dañe más que el silencio– dije.

–¿Puedo confiar en ti?– preguntó.

–Claro, para eso somos lo que somos, ¿qué no?– contesté.

–Creo que no somos más que amigos.– mencionó.

–¿Quieres terminar esto?– pregunté.

–No te enojes, quiero ser sincera contigo, así que mírame a los ojos y prométeme no decir nada.– respondió.

En vez de derrumbarme, decidí escucharla con ligera indefefernecia:–Soy todo oídos.–

–No quiero que pienses que es por ti, siento algo por alguien más, te he estado engañando y es con alguien de tu casa.– respondió ella.

–¿Qué dices?¾ Su respuesta me hizo entrar en shock. Apuesto a que tiene algo con Alex, lo sabía era demasiado bueno para ser verdad.

–No es quien tú piensas.¾mencionó para interrumpir el silencio. – Me llevo muy bien contigo, me conoces como tu palma. Sólo diré que soy muy liberal.– agregó.

–¿Muy liberal?– pregunté.

–Así es.– contestó concretamente.

En esos momentos no se me prendía el foco, pero fue suficiente  tras hacer memoria. Las últimas veces que ella había estado en casa de los Williams, la mayoría del tiempo estaba con Paulina.

–¿Entonces es ella, cierto?– cuestioné.

–Ella es y siempre ha sido.– respondió mirando al piso.

–¿A qué te refieres? Explícate.–

–Ella y yo desde hace un año salimos, mostrándole al mundo que solo somos amigas. Pero no había una excusa este año para vernos y ahí entraste tú.– mencionó.

–¿Entonces esto ya era un plan? Sabes qué, ¡me marcho!– grité caminando y dejándola atrás.

–Espera, por favor, tienes que entender. Te quiero y te aprecio como amigo, y después de mi cumpleaños vi todo tu sentir, lo que me hizo sentir mal. Por eso tomé distancia, para que tú me cortaras. Pero tu paciencia es demasiada y esto ya se extendió diez días más.–

La escuchaba a distancia. Mientras me revelaba su secreto, yo hice lo mismo:–Trato de comprenderte y creme lo terminaré por hacer. Entiendo tu razones y motivos, pero no eres la única que siente algo más.– mencioné.

–Algo ya había escuchado.– dijo ella.–Te he visto en los recesos con ella y platicando muy a gusto.– agregó.

–Creo los dos nos engañamos bastante bien.– dije yo.

–Y creo que ambos debemos ser amigos y guardar nuestros secretos.– mencionó.

–Trato hecho y jamás deshecho.–respondí.

Después de tan intensa platica regresé a casa, no sin antes dejar a Dana en el portón de su casa. De regreso ambos prometimos ayudarnos. Ante los Williams y su familia seguiríamos siendo novios, pero en la escuela nada que ver. La verdad también la tendría que saber Alex y con ello todo podría salir bien. Nunca me imaginé la razón por la que era tan cortante, me dio gusto que por fin saliera a la luz, a pesar de que al principio me enojé. Y a la vez decirle lo que siento por P.T. me liberó.

Ya podré descansar bien y sin dilemas en la cabeza, a dormir se ha dicho.

A.S.”