POLAROID
Cierro la mirada
se ve negro,
pero se ve
y la taquicardia todavía deja respirar
y me cuento
la historia,
sin anécdotas
con ese color del blanco y negro
que nos salvará
con tu mirada totalmente abierta
y te escribo
en un papel
en las servilletas
en alfombras
en una cortina en una toalla
y en las paredes
con todas las letras de un oculista
porque también
te escribí al oído
como entrada de menú obrero
como postre en la oscuridad
sin minina poesía escrita
sin la más mínima magia
sin ramos de arena
sin péndulos
sin mapas para encontrarnos
sin reglas de juego
sin películas subtituladas
pero con el arsenal listo
para
detonar
y así sucesivamente
hasta que tu sonrisa vuelva,
instantánea y repetida,
repetido
repitiendo.