Saber sobreponernos

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Mucho se dice que los seres humanos aprendemos más de los errores; probablemente la teoría sea cierta porque cuando asumimos que todo es perfecto, solemos bajar la guardia asumiendo que nada puede cambiar. En el momento que nos damos cuenta de que las cosas no eran como necesariamente las pensábamos, viene el golpe directo que logra desestabilizar hasta al más firme.

Errar es humano, nadie lo niega, pero las personas parecemos no aprender de ellos y, a pesar de las experiencias previas, solemos caer en la misma falta una y otra vez, no en balde se dice que los de nuestra especie somos los únicos animales que nos tropezamos dos (o muchas más) veces con la misma piedra.

Tras la equivocación, debe haber un momento para la reflexión profunda, tratando de indagar en las causas que nos llevaron a caer; esto significa asumir que muy probablemente no hemos sabido manejar las situaciones, dejándonos llevar por el enojo, la frustración, la impotencia o cualquier otra emoción.

De la misma manera, se deben construir acuerdos; es sumamente importante socializar qué es lo que me molesta para, de manera conjunta, con el otro, consensar soluciones que eviten, en la medida de las voluntades, la repetición del mismo estímulo. Los conflictos se platican para encontrar rutas de salida, para establecer marcos de acción concretos, para minimizar las consecuencias negativas.

Esta sencilla ruta, hablar para cambiar, es extremadamente poderosa si las partes se comprometen a suprimir, de su catálogo de acciones, aquello que eventualmente genera conflicto en el otro; bien llevado, permite a cualquiera irse sobreponiendo a las circunstancias. Nada nos cuesta tratar de aprenderlo.

Lo triste, pero infortunadamente común, es que hay quienes hacen oídos sordos de las palabras, y así como entraron, salen sin generar el más mínimo eco.  Hay dos posibilidades; incomprensión de las palabras o comprensión al grado de saber ahora, con conocimiento de causa, cómo es que puedo lastimar al otro, con la certeza de que habrá de sufrir.

Es como cuando una persona expresa en voz alta que le chocan los chocolates y alguien sistemáticamente le obsequie o comparte, ¡chocolates!

Los momentos más críticos en la vida de un ser humano, son todos aquellos que tienen que ver con las dificultades; aprender a sobreponerse a la adversidad es una situación crucial si queremos caminar con paso firme por la vida.

Pero también es cierto que la estabilidad es una quimera, pues si bien estamos en la búsqueda de una estabilidad emocional, económica, física, social o relacional, la realidad es que muchas de las variables no se encuentran bajo nuestro control.

Es claro que, para aprender a sobreponernos a la adversidad, tenemos que trabajar algunas habilidades para ir encontrando sentido en las cosas: paciencia, autocontrol emocional, acciones concretas y actitud positiva, son algunas de éstas.

Finalmente, por supuesto que no es sencillo, porque la tristeza suele apoderarse de nosotros con mucha fuerza; pero recuerdo mucho las palabras de la Dra. Natalia Ignatieva, profesora en la Maestría en Lingüística Aplicada de la UNAM, quien nos decía que sólo pensando en lo imposible, podremos llegar a lo posible.

Nada perdemos que intentarlo.

horroreseducativos@hotmail.com