Ser alguien más

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¿Qué tal si fuera otra persona?, con otro nombre, con otro rostro, con otro cuerpo. Imaginé todo el día qué tal me iría, ¿podría con la vida de otros?  ¿Lidiar con problemas qué no fueran mis absurdos? ¿Podría acaso enfrentar desafíos tan tremendos que de ello dependieran vidas diversas? ¿Me gustaría? ¿Sería mejor o peor? No lo sé, pero bueno, ¿qué tal mi alucine? 

Lo cierto es que de vez en cuando siento un aburrimiento, eso de estar repitiendo y repitiendo las cosas que uno hace todos los días, y aunque cambien un poquito no dejan de sentirse monótonas, olvidó, que de alguna manera, esta monotonía, por decirlo así,  es lo que hay que disfrutar; ver como la luz del sol vespertino se cuela por mis ventanas,  y si estoy en el comedor, puedo ver como la rayita de sol calienta el sillón y mi gatita se sienta ahí a disfrutarlo. Como mi vecina se carcajea con sus clientes afuera de su tienda. Las voces de los niños que salen de la escuela camino a sus casas dejando su basurota en mi reja. 

Como a veces solo se escuchan las aves, y puedo ver el cielo despejado desde el patio. Los trastes sucios en al lavadero esperando a que vaya a sobarlos, todo acontece tranquilamente, a veces hasta en slow motion, da sueño. Mi otra vecina lavando todos los días, jicarazos de agua se escuchan cada tanto. Más al rato, gentes con sus caballos y ahí van los perros a ladrarles. Camiones con el clásico: ¡Brrrrrrr! Fuertísimo, y hasta espantan, dejando  su humareda. La agüita caliente para el baño, el café antes de ir a trabajar, mis performances en el carro con las canciones que me gustan, mis dientotes. Verme admirando los paisajes y atardeceres, tomando mis fotos, escribiendo, haciendo mis guisos chafas. 

¿En verdad quiero ser otra persona? Algún vecino o vecina, algún niño o niña, alguien famoso, o famosa, alguien normal. Si cada cabeza es un mundo, y dos por dos con cuatro, y cuatro y dos son seis, ¿por qué querría ser otra persona? Perderme los días buenos en mi trabajo, los momentos chuscos con mi familia, las aventuras con algunos amigos y amigas, mis desfachateces, mis arrebatos, mis pensamientos, mi cuerpo, mi voz. 

A lo largo de esta vida he conocido a muchas personas, y sus historias pueden conmoverme, motivarme, incluso,  hacerme agradecer lo que soy, lo que tengo y lo que no, así es que esa imaginación mía que vuela y se hace preguntas locas como esa del principio,  y se inventa cosas, viene y va, se revuelca, se apacigua,  no se va, esa imaginación, es mía, y si fuera otra persona, ya no lo sería más.