Zona de riesgo

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Soy la cínica de moda

la amiga impostora

 de las mejores canciones

de vino y desazón.

¿Que cómo llegué aquí?

Mucho, mucho de Ciorán

y una dosis justa de Platón,

Diógenes me cobijó bajo su toga,

sólo entonces aprendí

sobre el malamor y la hora del rubor.

Antes, tuve que dormir con premura

 y muchos me negaron su hermosura.

 No importa, la cantidad es poca cosa,

la intensidad es lo que cuenta.

No hubo quejas por lo recibido,

sí el desprecio meritorio de este

 Amor incomprendido.

Cada que te veo llegar me precipito

y te imagino suplicando mis desvios.

 Los pactos no se rompen, querido,

si deseas abandonarme no te juzgo,

recuerda que hay otras menos diestras

 y de más caras pretensiones,

piensa si te jugarás la vida y la cartera.