Brechtiano

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Hubo un tiempo para ti querido Bertolt,

otro tiempo en lejana tierra para mí, Brecht,

en el cual leímos las ideas equivocadamente

vueltas en ti ya los laúdes de un héroe,

en mí, solamente líneas precoces.

La palabra guerra tan profana, atrozmente,

y la palabra pan junto a cuchillo, como ahora

en mi mesa y en mi vientre

Los ideales saqueados en cualquier frente,

apenas defendidos en caseros tribunales.

Hice de mi vida un teatro burlesco

que nada se parecía a las escenas tuyas,

al distanciamiento necesario para admirar

la dimensión prosaica del prócer, la injusta

distribución de las riquezas entre los bagres

colmilludos de los bancos y los asilos.

Ignoro si fue por Dinamarca y sus paisajes

o por las hogueras de libros en las calles.

Un muchacho entendido de autores, 

un marxista activo rodeado de actores,

un hombre frío,  existencialista, ahora cadáver.

En la síntesis de la obra debe mostrarse

el intelecto del dramaturgo, el montaje,

pero en el poema arrasa toda concesión

de los lenguajes, en la poesía habitan

flores en la cámara del revolver y Marie

tiene un juicio justo sobre sí. Soñar un poco 

no cuesta nada, la aplastante cotidianidad

 hará lo suyo: sofocarme hasta estallar.