CHARLAS DE SOBREMESA: SOBRE LA FELICIDAD – Segunda parte.

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Ha iniciado el mes de septiembre, el mes de la patria para nosotros los mexicanos, vienen días de fiesta, de euforia, de resaltar nuestro patriotismo y de recordar la importancia de vivir en libertad, como hace 212 años lo declaró el Cura Miguel Hidalgo en 1810.

Las principales esquinas de nuestra ciudad capital, se tiñen de tricolor con los puestos de banderas, gorras, papel picado y trompetas. Ya empezamos a desprender las hojas del calendario de uno de los dos meses del año en que disfrutamos nuestra mexicanidad,  septiembre y, no tarda diciembre con la Navidad. Queremos pambazos… no balazos!

Que mejor manera de festejar que estando felices y en armonía. Ya sé que no estamos en tiempos de echar cohetes, sino de recoger varas, como dicta la sabiduría popular, sin embargo, les propongo que hagamos un paréntesis patrio que bien lo vale nuestro país, por más que mentes paranoicas, perversas y ladinas, se lo quieran acabar.

Para ello, les invito a retomar mi artículo de la semana pasada, para continuar con la segunda parte. ¿De qué depende la felicidad de los mexicanos?”, hace años nuestro país ocupó los primeros lugares entre los más felices, pero descendió. Según el índice de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2019), se situó en la posición  23 antes de la pandemia; actualmente es más bajo.

Lo anterior, se debe a que vivimos tiempos de incertidumbre, en los que como cada siglo, la humanidad entra en un período de ajuste y reordenamiento. Nos ha tocado el reto de trascender a un Nuevo Orden Mundial. Específicamente, nos preocupa la inseguridad (no sabemos si nos van a secuestrar, nos van a asaltar), también la pérdida de la seguridad económica, de salud (no sé si me vaya a enfermar, no sé si vaya a sobrevivir) y, sobre todo, al recrudecimiento de la violencia intrafamiliar y doméstica en los meses de confinamiento.

Somos testigos de una sociedad exaltada, agresiva, altamente flamable, polarizada, agresiva y para nuestro infortunio, los destinos del país debiendo estar a cargo de un bombero, están a cargo de un pirómano.

Por ello, es imperativo ocuparnos de nuestro equilibrio emocional, enfocándonos en lo básico, en lo probado que nos inyecta ánimo y nos eleva las endorfinas, la serotonina y la oxitocina; esta tercia mágica que es fundamental para alcanzar la felicidad.

Tengamos presente, que la felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días. Sensaciones, personas, afectos, armonía… Si tuviéramos que elegir, las emociones estarían antes que los bienes materiales

En la última década del siglo pasado, surgió en México, precisamente en la Riviera Maya, en Akumal, una nueva rama derivada de la psicología tradicional, que es la psicología positiva, que se enfoca en nuestras fortalezas personales, en los estudios de la felicidad y sus beneficios para la salud emocional.

He leído infinidad de recetas a manera de brújulas que nos orienten en el camino de la felicidad y la vida plena. Decálogos útiles y variados, pero todos, tienen como común denominador, los siguientes diez puntos.

  1. La familia. Nuestra familia nuclear principalmente y la extendida sobre todo, nuestros coetáneos y cuya cercanía física y sentimental, nos invita a compartir decisiones, miedos, alegrías. Momentos difíciles como la perdida de un familiar.
  2. Las amistades. De acuerdo al modelo del número Dunbar, nuestros cinco más cercanos con quienes confiamos nuestros secretos, proyectos, inquietudes, preocupaciones. Los que te dan la mano para tirar de ti cuando estás en lo más hondo y los que se alegran de forma sincera de sus éxitos. Amigos que le quieren de verdad, sin envidia y sin rencor. (Que cada día son menos. La pandemia fue una buena oportunidad para hacer una auditoría de amistades).
  3. Nuestro trabajo. El trabajo es un lugar en el que uno se siente productivo, aporta ideas, participa, resuelve problemas, se relaciona con gente. El trabajo, bien gestionado y bien dirigido, es una fuente de placer.
  4. Nuestros libros, nuestra música, las fotos y todo lo que nos identifica y con lo que me he sentido en armonía y reconfortado durante mi vida. La cultura es ocio, es crecimiento personal, es disfrute, es fluir. Es una seña de identidad.
  5. Nuestro estilo de vida. Las actividades que me hacen sentir de forma plena, como ir al cine, practicar deporte, pasear, jugar al fútbol, quedar con amigos, demás hobbies.
  6. Nuestro Baúl de los recuerdos. Lugares especiales que fueron formando la memoria de la vida, la de las experiencias tristes, románticas, apasionadas, salvajes, irascibles. En este baúl no hay tangibles, hay momentos: una cena en la que tomaste una decisión importante, una mirada, el amigo que le traicionó, una pelea que no olvida, la cara emocionada de su hijo, el agradecimiento hacia la gente que le ha hecho bien en su vida… En el baúl también se lleva la experiencia, la formación y todo lo que ha ido aprendiendo de la vida. El baúl condiciona mucho tu carácter. Las personas que guardan más momentos felices que tristes, tienden a estar en paz y en equilibrio. Mientras que las personas que miran atrás y se centran en los agravios, en las deslealtades o en sus errores se sienten irascibles y con la idea de que la vida les debe una.
  7. Los animales domésticos. Para las personas que comparten su vida con uno, forma parte de su familia. No los abandonarían ni los dejarían fuera del proyecto. No se pierdan la maravillosa experiencia de convivir con sus perros.
  8. Las emociones, las risas, el llanto, la pena, la frustración, la alegría. Ni el baúl de los recuerdos ni la lectura ni las fotos ni la música tendrían sentido si no generaran emociones. Las emociones nos hacen sentir vivos. Huimos de la rutina aburrida, la que nos convierte en autómatas, la rutina que nos pinta el alma de gris.
  9. Tecnología, en especial tu smartphone. Hay personas que, por trabajo o por diversión, le dedican muchas horas al día, que, bien gestionadas, han colaborado para que tenga una vida más fácil. Es cierto que le pueden esclavizar y provocar la sensación de tener que vivir deprisa, dando respuestas inmediatas a todo, pero a pesar de sus inconvenientes, pocas son las personas que hoy rechazarían los avances tecnológicos.
  10. La ciencia, la medicina, los descubrimientos, la ingeniería, la inteligencia… todo lo que al ser humano le ha permitido avanzar, descubrir e investigar. Estas disciplinas son una fuente de superación para la humanidad. Nadie quiere dejar atrás los grandes avances que permiten vivir en un mundo más cómodo, confortable y seguro.

Te invito a que diseñes tu propio catálogo de “balas de plata” de la felicidad como eje del cuidado de tu salud emocional.