El coyote en la carretera

Views: 763

¡Vaya que coincidencia, años sin verle, es curioso como en este lugar tan remoto, la tuve que ver otra vez, pensé que jamás pasaría, pero, que se le va a hacer!  No me molestó, pero tampoco me sentí bien y  claro, es lógico, ella siguió con su vida,  de alguna forma estuvo bien que haya desaparecido de mí vida, que haya huido. No la culpo sí, sigo conmiserándome, una de las cosas que llegó a odiar de mí. No fui capaz de acercarme, creo que sí sentí un poco de nervios, no quedamos muy bien, luego vi a aquel tipo tomarla de la cintura he irse juntos, riendo, felices. Qué bueno. Creo que no me vio, pensé, y de alguna forma eso me alivio. Salí del establecimiento, busqué las llaves del carro en mis pantalones, no estaban, hurgue en mi chamarra y sentí que una de las bolsas estaba rota, regresé por el mismo camino por donde salí, esperando encontrarlas, entré de nuevo a la cafetería y una de las meseras me reconoció y me dio las llaves, estaban debajo de la mesa en la que me senté. 

Salí y mire al otro lado del estacionamiento, no sé porque voltee, si mi auto estaba al lado opuesto, entonces fue que los vi, peleaban fuera de su auto, ella manoteaba mientras él trataba de calmarla, bien, creo no eran tan felices después de todo, ¡que bueno!, me dije.  Entre todo eso, ella volteo en la dirección en la que yo estaba, y por unos segundos se quedó quieta y yo también, pero no sentí nada, me fui. 

Llegué a este pueblo porque me ofrecieron un trabajo, la paga es buena, tanto, como para dejar todo atrás, y aun así, no todo se quedó atrás.  

La conocí en la universidad, resulto que vivíamos muy cerca pero fuimos a escuelas diferentes. Nos gustaba la misma música,  estudiamos lo mismo, amaba su cabello y la forma en que me tranquilizaba cuando nadie más podía. Al principio éramos amigos porque ella salía con otros, después, cada vez que terminaba con alguien, ahí estaba yo para consolarla. Nos hicimos novios hasta el último año de la escuela, solo pasó.  Tres  años más tarde, no sé cómo pasó, pero rentamos una casa juntos, las cosas en su trabajo iban bien y en el mío también, pero creo que siempre dudamos el uno del otro y nunca tuvimos las agallas para decirnos la verdad. Aun no entiendo qué era lo que nos mantenía juntos, o qué esperaba de mí, no estaba tan convencido si en verdad nos amábamos. 

Al cabo de dos años, las cosas comenzaron a cambiar, peleábamos, no había sexo, pero después nos emborrachamos, y trascurridos dos meses de esa noche, me dijo que estaba embarazada y que no lo quería, me enfadé y entonces todo se fue al carajo, yo tampoco estaba seguro de quererlo, pero tal vez eso hubiera cambiado algo en mí, la noche en que nos separamos y nos gritamos, maneje sin parar, no tenía idea de que horas eran pero iba en una carretera sola, hacía mucho frío solo estaba concentrado en lo que mis luces podían alumbrar y entonces, se atravesó un coyote. Frené, se apagó el carro, grité y le pegue al volante enfurecido. Cuando regresé a la casa que rentábamos sus cosas ya no estaban, se había ido. No llamó, no se despidió, no quiso hablarme más. 

Los días posteriores a ese de la cafetería, estuve un tanto pensativo, no tuve ninguna relación con nadie después de ella, me costaba trabajo estar con alguien y me encontraba en un punto en el que prefería estar solo. Vino a mí la imagen del coyote, huyendo, alejándose. Recuerdo que salí a buscarlo, durante muchos días y noches después de que me dejó, lo busqué, pedí volverlo a ver, no entendía por qué, pero el día en que la vi, la búsqueda terminó.