Entrada Sorpresa

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En el lugar menos pensado,

coordenada de lo insólito, 

hablemos de amenazas,

maldiciones, ira,

búsquedas, como si fuera

menester

ignorar lo evidente, 

lo más promiscuo.

A un lado del camino,

por lo menos tengo tu abrigo,

aquel polvoriento testigo

documento de tu cuerpo

que llevo a los sorprendidos sitios

donde la ciudad y la bruma

van acabando conmigo.  

El hubiera no existe 

ni en el ímpetu ni  la fibra

ni en el deseo de las niñas feas

que toda su vida temieron 

caer en peligro y cautelosas 

hicieron todo cuanto el tutor dijo.

Ya no me impresiona la trémula 

belleza, el arrojo de tu entrada 

quizás fue lo más impactante

del tuyo adviento en mis días, 

me conduce la verdad, la prudencia. 

En mis pocos años de adivina

no pude predecir tus decisiones 

ni mi ruina, me consuela un poco

saberte en el colmo de una dicha

que la fortuna obsequia y cotiza.

No lo vi venir. Te auguro una buena vida.