FOTO SIN CÁMARA
Me enguanto al revés para tocarla
en el milenario arte de la contemplación
y sus palabras las abrigo
porque se escapan de sus poros
y yo tomo asiento
y la veo la observo la miro
y me acuerdo de alguna maja de espaldas
como si Goya –a mi costado– me dijera cosas al oído
y así charlamos con la magia en la punta
de la lengua como si fuera una vara mágica
con la que se hace sólo lo imposible
Con ella todo es difícil, hasta lo fácil
pero no cuesta trabajo
Ella,
tiene celos hasta de los celos que yo pueda sentir
y en el colmo del romanticismo sin reloj en la muñeca
esto, la fundación
a la que hemos bautizado así desde la clandestinidad
nos damos cuenta
que la fundación no deja de crecer
y que nos revuelca como el mar
y nos aquieta como el mismo
y que teniendo todo en contra más la cuesta arriba
nos trepamos más fijamente,
tercos y necios en el intento,
entregados al estrellato
de todas las galaxias que entran en un punto
de su colet para domar esa cabellera que me viste de cuerpo
entero de vez en cuando
no hablamos
nos miramos y de allí salen los mensajes
encriptados
ocultos
con todos los duendes convocados cual coro,
y así seguimos, cerca de la loma final
conquistando
lo mundano
paso a paso
subiendo
exhaustos
pero con esa sonrisa que da
la plenitud
con todos los reflectores que Broadway ya quisiera tener.