LOS ESTADOS UNIDOS CONTRA LA LIBERTAD
Pocos estudiosos tan brillantes y profundos en la investigación sobre la vida y obra de Isidro Fabela Alfaro como el que logró su Licenciatura en Historia por la Universidad Gregoriana de Roma, Italia. Admirado en nuestra entidad, Dionicio Victoria Moreno, originario de Toluca, del que tengo el gusto de haberle conocido en aquellos años de la Dirección de Patrimonio Cultural que dirigía don Mario Colín Sánchez. La solapa del libro que leo titulado Isidro Fabela / Obra hemerográfica, publicado por Biblioteca Mexiquense del Bicentenario en el año 2011. Sus libros son materia para conocer nuestro pasado, particularmente en el mundo religioso, pues cuenta con textos escritos como: El Santo Desierto de los Carmelitas de la provincia de San Alberto de México, Santa Fe, 1605, Tenancingo, 1801. El Convento de la Purísima Concepción de los Carmelitas Descalzos en Toluca; Fray Gregorio de la Concepción (Gregorio Melero y Piña) toluqueño insurgente. Su proceso, la relación de sus hazañas y otros apéndices; Noticias de las guerras de reforma e intervención en el Estado de México. Testimonio de los vencidos; Breve historia del Convento e Iglesia del Carmen en Toluca; Joaquín Arcadio Pagaza, cantor del amor; y La Guerra de Independencia en el Estado de México. Documentos para su historia, entre otros.
Obra de profundidad en investigación histórica documental e iconográfica donde fue especialista de los más prestigiados en la entidad y el país. Un investigador de los mejores por lo que su libro sobre Isidro Fabela es prueba de ello. Texto fundamental para comprender el alma laboriosa del originario de Atlacomulco, que de tantas cosas que realizó y hechos en los que intervino no dejan duda alguna de que su vida fue un avatar de tremendas tensiones en muchas ocasiones, o de gran creatividad en otras. Aún me sigue haciendo pensar que el haberse opuesto al todopoderoso general Álvaro Obregón al renunciar a su cargo en el servicio exterior de México, por el asesinato de Venustiano Carranza, el Varón de Cuatro Ciénegas no es cosa menor, y debe ser motivo de estudio que no debe olvidar que estos sucesos de sangre y muerte no pueden ser perdonados nunca, a lo largo de la historia de un país: México no debe olvidar los muertos que fueron líderes en el movimiento de Independencia, pues cayeron muchos, entre los que siempre pensamos en Hidalgo, Morelos, Mina y Pedro Ascencio de Alquisiras, o en los que iniciaron la revolución y no llegaron vivos a las siguientes dos décadas, hasta el asesinato del general que quiso reelegirse en 1928, Álvaro Obregón.
Para entonces ya habían caído los hermanos Gustavo y Francisco I. Madero y Pino Suárez, Emiliano Zapata, Felipe Ángeles, Francisco Villa y decenas más. La obra de Goya con el monstruo comiéndose a sus hijos sigue siendo la metáfora de toda revolución o movimiento libertario donde caen tanto los buenos como los malos. Así que los hechos de vida de don Isidro no son cosa de romanticismo, sino de ubicación en su valentía para ponerse en el lugar de la justicia histórica y, no, con el ganador, aunque este fuera un asesino y corruptor de todo proceso social y político. El libro de Dionicio Victoria Moreno dice tantas cosas, sobre los sucesos existenciales, lo que escribió con todo aquello que contrae al escritor que al mismo tiempo debe tomar decisiones de vida en la que, a veces, se juega su propia existencia. Lo es, por ejemplo, lo cita al final con gran sencillez y sabiduría Victoria Moreno y cito: Con Los Estados Unidos contra la libertad inicia Fabela la carrera de internacionalista que lo llevaría a adquirir una fama que jamás soñó. Antecedentes de este inicio brillante fueron, en primer lugar, la experiencia vivida al lado del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, D. Venustiano Carranza, en calidad de Encargado del Despacho de Relaciones Exteriores del mismo ejército y las visitas que realizó a las repúblicas hermanas del Sur. Son conocidos los problemas que se le presentaron a D. Venustiano Carranza en las relaciones con los Estados Unidos del Norte: dificultades para reconocer a su gobierno; los casos de Benton y Bauch; la ocupación de Veracruz, el asalto a Columbus, etc. En todos estos casos fueron manifiestos el deseo intervencionista del coloso del Norte y la decisión abierta de Carranza por la defensa de la soberanía nacional.
Imaginemos —para quienes somos de la generación del 68’— que fuimos profundamente antiyanquis: al grado de no querer estudiar el idioma inglés por no tener nada que ver con ese país imperialista que tanto daño hacía: invasiones a Guatemala, el Salvador o Panamá o el apoyo a los gorilas en Sudamérica con el fin de reprimir y desaparecer a la juventud en Bolivia, Brasil, o Argentina: más grave lo fue, su apoyo al general Augusto Pinochet al dar golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973, en contra del gobierno de Unidad Popular, comandado por Salvador Allende, demócrata al que idolatrábamos en el continente. Razones las teníamos entonces y, muchas más, las tuvo el demócrata internacionalista Fabela: heredero de la clase política más respetada de México, hecha en el siglo XIX; por el robo de territorios al norte del río Bravo es herida que lastima a todo buen mexicano. Después, ver invadido el país por la potencia surgida del siglo XVIII, con ideales democráticos y libertarios, que después han de convertirse en política de América para los americanos. Doctrina Monroe, que bien la interpretaba Isidro Fabela, al reconocerla como hegemónica y peligrosa para las libertades de América Latina —bien dice él—, deben unirse y diversificar sus relaciones con todo el mundo y, no quedar supeditados a esta potencia más allá de resquemores de raza, sectas religiosas o ideologías proteccionistas e imperiales. El trabajo de Victoria Moreno es obligada lectura e investigación que lleva a comprender las ideas que llevó por experiencias de vida y muchas lecturas a ser a don Isidro, demócrata, libertario y defensor de vida e independencia de los pueblos en cualquier lugar de la tierra. Ayuda a comprender mejor su personalidad, pues termina en sus últimos años siguiendo batallas que dan mexicanos progresistas en contra de toda clase de imperios o flaquezas democráticas al interior del país Es un ciudadano de México y del mundo: su escuela viene de allende el río Bravo, que hace ver a México su suerte desde mitad del siglo XIX y, hasta la fecha, como bien lo sabemos. La relación de amistad con Lázaro Cárdenas, Andrés Molina Enríquez, Narciso Bassols, Ángel María Garibay e Isidro Fabela Alfaro, dice mucho sobre sus cualidades democráticas y de amor que le tienen a México: por encima de ideologías que dan al traste con muchos de los avances y programas de la revolución mexicana de 1910. En su libro, Victoria Moreno, un estudioso serio y callado que al morir dejó obras admirables por su cientificidad y respeto al tema que investigaba.
Fue un maestro de cronistas, los mismos que se fueron conjuntando por la acción de don Mario Colín Sánchez desde la Dirección de Patrimonio Cultural en aquellos años que bien podemos decir, parten de los sesenta y hacen vivir a la entidad una de las etapas más prolíficas por los estudios que engrandecen a los mexiquenses y admira a la patria entera. Dice Dionisio: Cuando a mediados de 1916 Fabela fue nombrado Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario en las repúblicas de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay con el fin de reanudar las relaciones con dichos países, interrumpidas por la Revolución, aprovechó la oportunidad para dar a conocer la verdadera situación de México, falseada por las agencias internacionales, y además para promover la unión hispanoamericana en oposición al panamericanismo predicado por los Estados Unidos, que no era sino un protectorado velado. Hombres grandes enfrentan grandes problemas de la humanidad. ¿Cuántos de nuestros diplomáticos han sido capaces de visualizar tema tan grave del imperialismo y escribir un texto parecido? No es raro que al originario de Atlacomulco se le tergiverse o se le ignore, en sus aportaciones históricas que hizo en favor de México y la humanidad. En este siglo XXI sería candidato al premio Nobel de la Paz, sin duda.