+ Necesitamos Gobernantes que Actúen con una Visión de Futuro; el deceso de Hugo Villicaña Estrada
La frase:
En un fin de semana, dos fallecimientos de personajes que trascendieron: Emmanuel Villicaña Estrada y Walter Antonio Gassire Osorio.
LAMENTABLE
EN MEMORIA DE EMMANUEL VILLICAÑA ESTRADA
Conocí a Emmanuel Villicaña Estrada desde los años 70, cuando prestó sus servicios a una incipiente institución denominada AURIS. Era licenciado en Derecho, después siguió nuestra amistad a través de los diversos trabajos que tuvo como en el IEEM, en el gobierno estatal, en el Poder Judicial, en el Tecnológico de Toluca y últimamente como Notario Público, en la Notaría número 159 con sede en Huixquilucan.
También formaron parte de esa familia sus hermanos Elizabeth y Benjamín. Todos ellos hijo de don Juan Villicaña Zavala, quien perteneció a la iglesia presbiteriana.
Era un gran amigo y hermano, porque también tuve amistad con varios de sus hermanos, como Abel, quien fue presidente del Tribunal Superior de Justicia, como Daniel quien fue licenciado en Derecho, pero también reportero o con Hugo, quien fue jefe de prensa del gobierno estatal, quien originalmente fue reportero de El Demócrata después fue jefe de Prensa de la Procuraduría General de la República, fue director de Rumbo y El Mundo y tres veces coordinador de Comunicación Social del gobierno estatal.
Perteneció a una respetada familia. Descansa en paz Emmanuel y gracias por leerme.
Necesitamos Gobernantes que Actúen con una Visión de Futuro
Más que gobiernos autoritarios, necesitamos de gobernantes que piensen y actúen con visión de futuro, de largo plazo, que tengan capacidad de planeación, miras de largo alcance y que definan escenarios en favor de las nuevas generaciones, en función de objetivos y programas de acción en materia de biodiversidad, en armonía con otras naciones del mundo, en un ambiente de paz y seguridad.
Ahora que el Estado de México está inmerso en una campaña política que definirá a sus nuevos gobernantes para lo que resta de la presente década, así como también lo estará el país el próximo año, resulta fundamental que quienes aspiran a los cargos para la gubernatura o la presidencia de la República, tengan posturas claras y compromisos precisos sobre el papel de la entidad y de la nación en el concierto de las naciones para lo que resta del siglo.
Es urgente que se dejen las posturas egoístas, localistas, cerradas, para asumir compromisos globales sobre medio ambiente, educación, cultura, libertades, derechos humanos, democracia, comercio e intercambio cultural, a sabiendas de que a toda humanidad beneficiará o perjudicará en las futuras generaciones lo bueno o lo malo que suceda en cada nación del orbe.
Una guía útil para atender esta urgente necesidad, la tenemos sin duda en la agenda que los países ya tienen con objetivos muy precisos a favor de la biodiversidad para 2030, como producto de la cimera sobre la materia en Montreal, Canadá, a efecto de que para ese año haya, al menos, el 30 por ciento de las zonas terrestres, marina y de lagos, protegida, y restaurar las que estén dañadas.
Aunque últimamente México ha sido el gran ausente de estas reuniones globales, se debe entender que es en esos escenarios donde se pactan los grandes compromisos de largo plazo para la humanidad, como el de conservar la biodiversidad del planeta, cuando nunca antes este asunto vital había estado en un lugar tan alto en la política mundial.
No hay duda de que el deterioro ambiental en México tiene repercusiones hemisféricas pero también mundiales, como los conflictos bélicos en Europa o Asia tienen repercusiones económicas y comerciales en México, como está sucediendo con la guerra de Rusia y Ucrania y la crisis energética que vive Europa con la subida del precio de la luz y del gas, o el desabasto de productos alimenticios o insumos para las cadenas productivas, con efectos nocivos finales para los consumidores del todo el orbe.
México debe tomar nota y compromiso de los acuerdos de la COP 27, reunión global que también menospreció, para cumplir con su parte en favor de las nuevas generaciones mexicanas y de la humanidad en general, y que fueron:
Fondo común de perjuicios con mayor transparencia; Prevención y mitigación de daños en países pobres; Eliminar progresivamente los subsidios perjudiciales para la naturaleza, fondos públicos destinados por ejemplo la deforestación, agricultura o pesca no sostenible a favor del progreso; Reconocer los derechos de los pueblos indígenas como garantes de la protección de la naturaleza; y Dotar con 31 mil millones de dólares a los países menos desarrollados para que puedan hacer la transformación hacia la sostenibilidad.
México y el mundo entero deben pasar de los buenos deseos a la acción solidaria y comprometida para garantizar resultados efectivos pues, por ejemplo, el acuerdo global de 2010 sobre biodiversidad ni siquiera ha sido implementado, lo cual hace dudoso el éxito del que se acaba de firmar en Canadá, a pesar del optimismo con que cerró el presidente de la cimera de la biodiversidad, Huanag Runqiu: este es un momento histórico. Hoy nos acercamos al final de un largo viaje, que ha implicado numerosas reuniones en diferentes partes del mundo. Incluso, hemos trabajado para conseguirlo en plena pandemia global de Covid-19. Y ahora, finalmente hemos llegado a nuestro destino.
Para México parece ser la cita definitiva con la historia, y oportunidad histórica para definir su futuro, pero podría tirar todo por la borda si sigue privilegiando decisiones comodinas como abrir la frontera para el ingreso masivo de autos viejos del país vecino, confirmando así su vocación de vocación de patio trasero.
Nuestro país no puede seguir encaprichado con gobiernos autoritarios que obedezcan ciegamente a una sola voz que se empeña en imponer o quitar obras y servicios a capricho, sin importar que se violen las leyes, la democracia, el medio ambiente, las libertades, los derechos de las comunidades, todo con tal de atender ambiciones personales, como las del Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles, la refinería de Dos Bocas, o la destrucción del INE, desoyendo todas las voces.

No se podrá salir adelante en México con decisiones caprichosas como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que contaba ya con un avance del 30 por ciento, y garantizaba la solución definitiva a la problemática aeroportuaria y de conectividad en la zona centro del país.
Tampoco se podrá avanzar con necedades como empeñarse en instalar todas las obras y servicios en la zona sur del país, simplemente por un deseo de paisanaje.
Peor aún, con propuestas ideológicas de combate a la inflación, a la pobreza, o a la desigualdad, abogando sólo por las naciones afines a convicciones personales de tipo doctrinario, y pretendido perjudicar a quienes no comulgan con esas ideas.
Las alertas que nos está mandando la naturaleza, tales como el calentamiento global, los elevados índices de contaminación en aire, mar y tierra, el deterioro ambiental, no dan espacio para seguir perdiendo el tiempo en posturas egoístas hacia el interior o el exterior de nuestra nación, porque las nuevas generaciones de mexicanos no lo perdonarán, ¿no le parece a usted, estimado lector?