ONÉSIMO REYES GARCÍA Y EL MEJOR LEGADO PARA SU FAMILIA, SU PROPIA HISTORIA

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En este espacio denominado Historias de Familia, pongo ante ustedes esta pequeña biografía del maestro Onésimo Reyes García, misma que publiqué en mi libro Con y por su gentelas historias de familia continúan, del año 2018.

Hablar del maestro Onésimo Reyes García, es hablar de un cúmulo de historia para la ciudad de Toluca y para la Facultad de Derecho, en lo particular. Maestro respetado, tenía personalidad adusta, pero lo cierto es que era bromista, dicharachero, se sentía orgulloso de todos y cada uno de los cargos que ocupó en su vida profesional.

Quizá el que más le llenó sus aspiraciones fue el de maestro, porque le permitía conocer a nuevas generaciones y, al mismo tiempo, transmitir sus conocimientos.

Longevo por su propia naturaleza y por su estilo de vida, gustaba viajar a la ciudad de México, acudir a un buen restaurante y cumplir con sus tareas de diario.

Gracias al maestro, por este legado de historia.

Su experiencia, conocimientos y eventualidades en su pueblo natal, han hecho que los recuerdos de este personaje sean mágicos, sus momentos, y sus años de vida.

Visto como un ejemplo de liderazgo, responsabilidad y profesionalismo para los jóvenes, Onésimo Reyes García, es una de las personas que más años ha vivido, su constancia y ejemplo de vida a lo largo de un centenario, se convierten hoy en día, en los ojos de las nuevas generaciones para conocer el ayer y ahora de nuestra Toluca.

A sus cien años de edad, sus fuerzas no han cesado, mira pasar por su ventana los días, los sucesos, aunado a sus recuerdos, sus experiencias vividas y sobre todo sus logros sabiendo que son un reflejo de que la constancia, dedicación y las ganas de vivir, son claves para hacer historia.

Onésimo Reyes García, oriundo de la ciudad de Toluca, nació el 3 de enero del año de 1914, son cien años vividos con historias y anécdotas que contar, siendo testigo fiel de los hechos más sobresalientes en la ciudad y de cómo han visto cambiar el mundo a lo largo de tantos años.

La importancia de este personaje para contar la historia de nuestra ciudad se funda en los valores y prácticas a favor de los toluqueños, más de 60 años de su vida los dedicó al servicio público, la educación y enseñanza por parte de sus padres Onésimo Reyes Mejía y Francisca García Vilchis fueron el pilar más importante para lograr cada uno de sus objetivos.

Su padre se dedicaba a la agricultura, por ello su niñez fue grata, los recuerdos más añejos de su niñez los remonta al campo.

Siendo el cuarto de ocho hermanos, a temprana edad enfrentó la responsabilidad de trabajar para superarse, ya que cuando inició sus estudios universitarios enfrentó su pérdida, desde ese entonces trabajó y estudió a la par, para solventar sus gastos, se valió por sí mismo.

Realizó sus estudios primarios en la Escuela Anexa a la Normal de Profesores, y los de medio superior en el Instituto Científico y Literario de Toluca a partir de 1928 y hasta 1934.

Desde pequeño mostró amplio interés por el estudio de las leyes, para él no hay mejor forma de incursionar en los hechos sociales que con la promulgación de la equidad y justicia en los seres humanos.

Por ello realizó sus estudios superiores en la Universidad Nacional Autónoma de México, a fin de obtener  el título de licenciado en Derecho en el año de 1940.

Contrajo nupcias con la señora María Cristina Pizá el día 30 de mayo de 1959, actualmente (en el momento de la entrevista en el año 2014) llevan 54 años de casado, tienen dos hijos Eduardo y María del Carmen Reyes Pizá.

Sobre su trayectoria profesional, ha sido sobresaliente en todas las actividades que realizó, se inició como profesor de español en la Academia Vázquez en 1935, incursionó en la taquigrafía en el año de 1936 en el juzgado 12 de lo civil, debido a sus constancia en el año de 1937 fue oficial judicial en ese mismo juzgado.

Se ha desempeñado también como Actuario Judicial, Secretario de Acuerdos, juzgado 5 menor y juzgado 3 menor de hasta el año de 1941.

Cabe destacar que todos los empleos anteriores los realizo en el Distrito Federal cuando acudió a realizar sus estudios universitarios en leyes.

En la ciudad de Toluca, fue Agente de Ministerio Público en el año de 1941, profesor de Historia Universal del Instituto Científico y Literario, profesor de Civismo en la Escuela Secundaria Rodolfo Soto Cordero y Escuela Secundaria Tierra y Libertad y de Historia Universal en el ICLA en los años de 1945 y 1946.

Además de que en todo momento ejerció su profesión como litigante, colaboró como servidor público en el Ayuntamiento de Toluca con el cargo de Síndico Municipal en el periodo de 1949 a 1951, ahí, sustituyó al licenciado Salvador Mena Rosales, quien no ejerció el cargo, cuando encabezó la presidencia Felipe Chávez Sánchez, papá de Felipe Chávez Becerril.

Sus recuerdos sobre la administración pública de aquellos años, en comparación con los tiempos actuales, asegura, han sido cambiantes, reconoció que en esa época no era común ver a las mujeres en cargos públicos, además de enfatizar que, anteriormente los recursos con los que se movía el ayuntamiento, eran específicamente de los impuestos del mercado y del agua, todavía no estaba incluido el del predial.

En el año de 1950, fue representante del Ayuntamiento de Toluca ante la Junta de Planificación y Zonificación del Estado de México, también fungió como integrante fundador de la dirección de Pensiones del Estado de México, antecedente de lo que es el actual  ISSEMyM.

Sus conocimientos de la abogacía le permitieron transmitir, con eficiencia, a los jóvenes deseosos de incursionar en el mundo de las leyes, fue catedrático de la materia de Derecho Procesal Penal en la Facultad de Derecho de la UAEM, desde el año 1956 hasta 1976, no obstante también se le atribuye ser fundador de la propia UAEM.

Entre otras actividades laborales destacan: secretario del Comité Electoral de Toluca, fue jefe de las Defensorías de Oficio del Estado de México a partir de 1957 a 1977.

Uno de los máximos reconocimientos por los abogados es al entusiasmo para la fundación del Colegio de Abogados, consolidándose con su propia identidad con elementos esenciales que caracterizan a nuestro gremio a través de su historia, misma que inició este personaje.

Para Onésimo Reyes, ser abogado le representa una de las más grandes responsabilidades, orgulloso de su profesión, dijo que, sin duda alguna, la abogacía es la que mayor número de conocimientos necesita, es la de cultura más amplia y recta, la que mayor y más constante estudio requiere.

También fue representante patronal en la Junta de Conciliación y Arbitraje del Estado de México a partir de 1978 hasta el año 2000.

Hoy, quizá, sus energías no son las mismas, pero sus acciones y profesionalismo quedan plasmados en cada una de las instituciones en las que participó.

En una ciudad como Toluca donde parece que la sociedad vive de manera desenfadada y modernizada, también se transmiten valores y creencias, a decir de Onésimo, hablar de Toluca la Bella, es hacer una pausa en todos los espacios que, con la transformación del hombre, se han ido perdiendo; sin embargo, es la imagen de una Toluca limpia, llena de cultura y de respeto, no se ha perdido al menos para él, porque forma parte de los recuerdos y momentos añejos de su vida.

Toluca en los años 50, vivía una época de transición aunque no había tantos automóviles, se veía poco tránsito, recuerda la calle de Lerdo, está era muy angosta.

Sin olvidar que todas las familias se conocían, saludaban, respetaban y ayudaban, hoy pareciera que cada quien ve por sus intereses aunque tropiece con los de su vecino, pero para Onésimo Reyes no todo está perdido, la solución se centra en la educación, pero una educación con valores en donde el respeto, la responsabilidad y la justicia sea primordial en la enseñanza, porque no hay mejor manera de lograr cambio si no se empieza con los infantes.

Hoy y siempre es recordado este personaje por su responsabilidad, trabajo, honestidad, para su esposa es visto como un hombre intachable que, a pesar de que sus sentidos no le responden como hace medio siglo, aún tiene la voluntad y esperanza de hacer historia, porque hablar de Onésimo Reyes no termina en el lapso de su vida a lo largo de cien años, se trata de su capacidad, su salud y entrega para lograr mayor satisfacción personal y sus logros.

Son cien años de historia, para él, el mejor regalo que puede dejarle a su familia es su propia historia, porque ahí está precisamente el legado y la comprobación de que, con esfuerzo, se puede cambiar la propia vida.