+Se salvó de morir de un tumor en el cerebro; El suéter amarillo; el amor a los perros por su origen humilde; Mucho que agradecer al Toluca y a la ciudad; los demás equipos en que estuvo
La frase
Ya se le extraña en el barrio. Sus vecinos de al lado, los de la vuelta de la esquina, Paco el que arregla planchas. Nos veremos
WALTER GASSIRE
Esta es la tercera y última parte de la entrevista que me dio Walter Antonio Gassire Osorio y que quedó plasmada en mi libro Con y por Toluca, en dos tomos publicados en el año 2018. Comienza por la intervención quirúrgica que tuvo en la cabeza.
¿Cómo fue tu operación por un tumor en el cerebro?
Fue un momento de los tristes. Porque hubo otros momentos tristes, la operación fue un momento difícil en mi carrera, estábamos concentrados para jugar con Zacatepec, en Cuernavaca, en la noche, me vinieron unas convulsiones cuando íbamos a cenar y me desperté hasta el otro día, a la una de la tarde, el partido era a las tres en Zacatepec.
Lógicamente no podía jugar, se detectó, me dejaron en el camión, un calor tremendo, me vinieron convulsiones, comencé estudios hasta que llegó el día jueves, porque me mandaron a Houston y yo no quise ir, el día jueves me hicieron una tomografía computarizada en México, porque en aquel tiempo era lo avanzado, lo primero que empezaba y apareció el tumor cerebral.
Nació conmigo, al otro día ponen que cuando nací era un punto de un lápiz, se fue desarrollando conmigo hasta que presionó el nervio óptico y lógicamente que me vinieron las convulsiones.
Fui a ver a un médico, me llevó Ricardo Barrera al hospital inglés, al ABC y me atendió un doctor Javier Verdura hablé con el doctor y le dije, yo sé lo que tengo, me dijeron un tumor, quiero saber qué porcentaje de vida tengo, es como si fuera un avión, 50 que se va a caer y 50 que va a llegar, es tu porcentaje de vida, qué puede hacer, operar y cuándo quiere operar, no me pregunté de dónde saqué el valor, porque saber que te van a abrir la cabeza, es muy difícil entenderlo.
Sentía cuando me tapaban, fue un momento impresionante, adelgacé un mundo de kilos en esa semana y me preocupaba mi hija la chiquita, Antonella, me preocupaba ella.
Dice si quieres te internas el domingo y el lunes a las seis de la tarde te opero, está bien, no me preguntes de dónde saqué el valor para que me abrieran la cabeza, pero dije al toro hay que agarrarlo por los cuernos, yo podía buscar otras opiniones, pero dije no, don Nemesio también, me mandaban donde yo quisiera, Argentina, Uruguay, México, Alemania, Houston, donde yo quisiera, el Deportivo Toluca era mío.
Muy agradecido, lo poco o mucho que tengo me lo dio México, si me toca quedarme aquí me quedo. Me interné el domingo en la tarde y el lunes, llego a las seis de la mañana como con diez gentes, qué crees Walter que tengo un quirófano disponible, qué te parece si hacemos la operación ahora, adelante.
Fue una gran jugada del tipo, si me quedo hasta las seis de la tarde de repente me arrepiento, a las diez me arrepiento, una gran jugada psicológica del tipo, lo único que le dije cuando me llevaba a quirófano, , si el tumor llega a ser maligno déjame morir, inventa un sangrado o lo que tú quieras, no me despiertes, así déjame.
Estaban mis padres, venían de Uruguay, se enteraron, mi padre estaba viendo la televisión el lunes, el día de la operación, estaba viendo la televisión y ahí saca, yo habría querido parar todo con el periodismo aquí en México, es imposible.
Dijeron que me había tirado a una alberca sin agua, que me había golpeado la cabeza, que estaba muy grave y todo un rollo, que me estaban operando.
Bendito sea Dios salió todo bien, en la noche después de muchas horas de operación, llegó el doctor y me dijo, te firmo que en un mes estás jugando de nuevo, le dije, déjame vivir y ya, qué jugar ni qué jugar.
Tres hoyos me hicieron, te quitan el hueso y ahí te operan, por ese lado porque ya me habían hecho radiografías y sabían dónde estaba el tumor, mis padres lograron conectarse conmigo por medio de la telefonía que en aquel momento era impresionante para comunicarte a otro país, hablé con ellos, me escucharon, tranquilos, estaba medio dormido lógicamente, tranquilos estoy bien.
Son cosas que sucedieron, me dijo si quieres te firmo, no estaba tan errado, porque volví a jugar, fue uno de los momentos más emotivos de mi vida, porque cuando entré toda la gente aplaudiendo, muy bonito y gritando mi nombre, cosas muy lindas.
Esa fue una de las vivencias trágicas que hubieron, así como hubieron compañeros que cimbraron la vida mía y de mucha gente.
¿Por qué suéter amarillo?
Me lo dieron cuando llegué, traía el 17, estaba descosido el número, lo hice coser el suéter, con ese jugué todo el torneo, fuimos campeones.
Se lo prometí a un santo de mi ciudad que se llama San Cono, que todos los 3 de junio lo sacan a la calle, porque vienen de todo el país, le hacen promesas y toda la onda, le había prometido el uniforme, tengo los zapatos, están en el Salón de la Fama y un suéter que después seguí buscando, que ahora hay unas réplicas de mi suéter.
Fueron muy bonitos momentos en Toluca.
¿Después te fuiste a qué equipo?
A Querétaro con Roberto Matosas, iban en el último lugar, peleando el descenso rabiosamente, que acuérdate que había ascendido Querétaro, le ganó aquí al Osos Grises.
Después me fui, llevé a Ítalo que estaba en Puebla, no jugaba ni nada, llevé a Gustavo León que estaba en América y también se fue, fue Aurelio Hernández de aquí, venía de Chivas, vino un muchacho Eduardo Gerolami quien era uruguayo se formó un equipo fuerte y casi se califica, nos salvamos sin problemas del descenso.
Yo me lesioné del tendón de Aquiles ya para finalizar, entonces me tuve que parar como seis meses y un día llegó el profesor de León, tenía un negocio de jardín se llamaba Intenat, aquí en avenida Morelos, luego otro de ropa deportiva, con el presidente del Atlético Español Antonio Ordóñez, vino el señor Fernández, vino la plana mayor del equipo, me dijo el profesor, Walter te necesito, fíjese que no puedo, no tengo entrenamiento.
No me importa cómo estés, sé que me vas a responder, te necesito, porque tenían a Adrián Chávez, a Román Sánchez, pero no saben jugar el puesto, me hacen goles en medio de la cancha, no puedo seguir.
Me fui con él, sí volví a jugar para entrenar otra vez, agarrar ritmo, pero ahí íbamos, hasta que tuvo un problema, una mañana jugamos en Tecos, perdimos la noche anterior y en la mañana había mucha bola y era el profesor de León, había un tal Cuestas y Ortuondo y varios, el profesor tuvo un problema con uno de ellos, con Cuestas.
Prácticamente el problema lo agarré cuando me entero qué había pasado ahí abajo en el hotel, en el lobby, el profesor una gente grande y eso implicó la salida del Atlético Español, salió el profesor y dije, no me quedo, contigo no hay ningún problema me decía el señor Ordóñez, pero no puedo permitir que suceda esto con el entrenador, me trajo y jugué hasta aquí con ustedes, gracias por haberme permitido jugar y me salí.
El equipo Tampico Madero compra al Querétaro y vuelvo a ir al equipo ya comprado, me compraron la carta el Tampico Madero y volví a jugar con ellos, tenía dos años de contrato, no me adapté a la ciudad, hacía un calor en Tampico en aquel momento impresionante, jugué bien, la gente se portó bien conmigo, terminé y dije sabe qué, me quiero ir.
Llegamos a un arreglo, rescindí el contrato y me vino a buscar Alberto Guerra para jugar en el San Luis, el Atlante, pero no quise, seguí jugando acá, ya no quise seguir, esa es la historia futbolística, unos partidos en Estados Unidos, iba a nacer mi hijo y me vengo para acá.
¿Cómo inicias como director técnico?
Roberto Matosas, acuérdate en el Toluca en el 85-86 me invitó, había estado en Uruguay en proceso y ahí tuve la oportunidad de estar y de que me dieran título.
Trabajé con Roberto Matosas aquí en el Toluca, bien, hasta que tuvimos que salir.
Se les lesionó Ortega.
Sí, Ortega, Gonzalo Hernández se fracturó que también era central. Hubo situaciones que porque en un principio todo iba bien, a nosotros nos llevaron para salvar el equipo, estaba un entrenador que era pariente, los resultados no andaban bien.
Agarraron un equipo muy cansado, estaba muerto el equipo físicamente, pero logramos levantarlo, se hizo buena campaña, empezamos muy bien el segundo torneo, pero cuando no hay resultados, a veces no funcionan las cosas, se corta por lo sano, trajimos al Tuca Ferretti que estaba en Monterrey, ya no jugaba, lo tenían de suplente, lo logramos rescatar.
Después terminaron siendo campeones de copa, ahí estuvimos, después un paréntesis y volvimos con Héctor Eugui, un día me habló, Walter está la posibilidad de que esté en el Indios de Ciudad Juárez, estaba lejos, adelante estoy contigo y así empezamos.
Ya había trabajado con él en el Correcaminos, también estuve con Héctor y después estuvimos en Puebla, Toluca, en fin buenas cosas como entrenador.
Cuéntame un poco, qué viste de Toluca cuando llegaste, qué ves actualmente.
Es un país al que llegué con grandes ilusiones, como te lo dije al principio y llegué a una ciudad como Toluca que había venido y que aprendí a querer, tuve aquí momentos extraordinarios no sólo en lo deportivo, sino también a nivel social, como también momentos muy tristes, como ya hemos platicado algunas veces, situaciones difíciles.
Tuve la fortuna de llegar a esta ciudad que me dio todo, una ciudad donde tengo grandes amigos, donde siento el cariño de la gente por donde ande y donde la gente recuerda completamente todo lo que aquel grupo de gentes logramos hacer cuando fue el campeonato.
La gente jamás se olvidó, entonces, por donde ande puedo andar siempre con la frente en alto, porque nadie a mí me puedo tildar y eso siempre se lo manifesté a mis hijos, nunca nadie los puede señalar o me pueden señalar que yo no di por Toluca o por el equipo en aquel momento lo mejor de mí.
Siempre a mis hijos les dije que hay que actuar con humildad, nunca les oculté de dónde vengo, me reunía con la gente en los pueblos y de repente me invitaban el presidente de la República o gobernadores, entonces con toda la gente soy igual y eso me ha abierto puertas.
Recuerdo perfectamente que en la tribuna de sol cuando jugaba había un mundo de gente de Ciudad Victoria que venía en aquella época, no me podía tocar nadie, no podían decirme lo más mínimo porque ahí se lo zumbaban y entonces todo eso, el cariño de la gente no lo puedes dejar de manifestar.
Me manifiesto siempre, me tocó divorciarme, me volví a casar, mi señora es toluqueña, mis hijos toluqueños. Realmente soy una persona feliz y agradecida, muy agradecido con Toluca, con México, me da mucha tristeza todo lo que ha sucedido en el año 85 y lo que sucede actualmente.
Ver la tristeza de la gente, pero el ver el apoyo de toda la gente, nunca había visto que se volcara la gente con un cariño, una fe y un deseo de levantar a México y que contagia y realmente a mí me ha hecho vibrar y he podido estar en comunidades, en fin, cosas que no puedo contar. Te deja contento que la gente se brinde de tal manera y eso es México.
Platico con mi hija que está en Uruguay, está enterada completamente de esto, ella viene, está aquí viene una o dos semanas, se regresa, tienen allá sus empresas, tiene que estar con su esposo lógicamente, sus hijas.
Platicamos todos los días o los días que platicamos y está enterada ella, porque pasan las noticias todos los días de lo que sucede, con gran tristeza y queriendo apoyar también.
Es todo esto lo que me llama, por eso digo que hay momentos en la vida de Walter Gassire tanto en Toluca como en México momentos bonitos y también momentos tristes.
¿Cómo se llama tu hija?
Se llama María Antonella, mis hijos uno se llama Jorge y otro Walter, uno es arquitecto y el otro es licenciado en Diseño Gráfico, en el futbol por lo general cuando tú logras triunfar, tienes trayectoria, las comparaciones son odiosas, son pocos los hijos de ex jugadores que realmente logran triunfar, logran salir adelante, pocos.
La gente compara y la gente quiere ver triunfar a aquel que vieron triunfar antes a su padre, no es fácil, yo quise siempre que estudiaran una carrera y que tengan su familia como la tienen y que sean felices.
Siempre les digo lo mismo, estoy en oncología, porque tuve un problema en algún momento, bendito Dios estoy bien, pero tengo que estar en chequeos constantes, veo muchas cosas tristes ahí, veo a la gente, la gente que realmente sufre, que desea que sus seres queridos estén bien.
Digo que hay cosas importantes en la vida de las personas, que nos tiene que llevar a que muchas veces cambiemos de actitud, de ser soberbios, de ser personas que queremos llevarnos un mundo por delante, ser personas humildes.
Siempre manejo la palabra humildad, porque a mí me gusta, porque convivo mucho con toda la gente, entonces trato de alentar. En este momento me dio mucho gusto, mi hijo el menor vive en México, que fuera a cargar piedras, que estuviera conviviendo con gente que ni conoce, pero tratando de ayudar, fuera de esos lugares donde estás cargando piedras hay gente que perdieron sus casas, perdieron todo.
Lamentablemente para mí es triste y a la vez vuelvo a repetir, es un momento de emoción y de lucha que hay que seguir haciendo.
Ayer vi un concierto que dieron varios cantantes, personalidades como lo han hecho otros en el futbol y en todos lados, colaborando, que a uno le llena de orgullo, de satisfacción, de ver la gente que quiere ayudar, no criticar, no es momento de criticar, de los partidos políticos, a mí me vale gorro los partidos políticos y me vale gorro que sucedan cosas que a veces no están bien.
Es el momento de ayudar a México, de estar con México, bendito sea Dios la gente ha estado con México y eso me da mucho gusto, por eso son 43 años de cosas bonitas, de cosas tristes también, pero siempre con mi Toluca adorado.
¿Por qué los perros?
Los perros siempre me gustaron, vengo de gente humilde, vivíamos en el campo en el cual teníamos vacas, caballos, puercos, gallinas, hacíamos las quintas, se comía todo de ahí.
Los perros lógicamente que nunca faltan y me gusta, los quiero mucho, desgraciadamente un día me mataron uno que ya estaba sordo, salió cruzó y uno lo mató, yo lo estaba viendo. Los perros fueron mi adoración y me gusta la gente que tiene los perros y los cuida, eso es lo que me gusta.
Tienes muchas razas.
Tenía, ya tengo uno, porque me mataron dos, me queda el pastor alemán que ya está grande. Tuve uno que me duró 17 años, que me mataron, Zidane se llamaba, un día en consenso con los hijos, me regalaron ese perro, era un french, uno chico que fue un señor que va y me dice Walter no me podrá conseguir unos boletos del negocio, porque jugaba la final el Toluca con Morelia en año 2000, me dice porque viene toda mi familia y quieren ver la final, vienen de México.
Conseguí sus boletos, me hicieron favor de vendérmelos en el Toluca en aquel momento y dice te traigo un regalo, llegó a mi casa con un perro, hacía poco se había muerto un perro que tenía Siberian, que se había muerto porque lo habían golpeado, se lo robaron, se murió el perro, mi señora ya no quería más perros, lo mandó a volar.
Entonces el señor me llevó al perro al negocio, chiquito el perro, lo llevé a la estética, tengo que llegar en la noche cuando estén mis hijos y llego con el perro, para que mi señora no se enojara y se quedó el perro en la casa, viajó conmigo a todos lados, cuando íbamos a México conservaba con el perro y le decía, quién se va a morir primero tú o yo.
Tuviste un grandote, no era danés.
El gran danés lo tuvo Juan Carlos Paz, es la historia, pero hasta que se me murió de 17 años, siempre me gustaron. Mi hijo el más chico adoptó un perro de una familia que se cayó su departamento, murieron ellos y el perro se logró salvar, entonces una gente que se dedica a tener los perros, uno de ellos era uno de mi hijo, se quedó con el perro de esa familia, encontró compañía también.
Me lo quería traer, pero mi señora no quiere, después de la muerte del otro no quiere. Es la historia de los condenados perros en Toluca.
Me siento agradecido con el Deportivo Toluca, con la gente toluqueña, ha sido maravillosa, conmigo, con mi familia y realmente lo llevo en mi corazón y lo voy a llevar toda mi vida.
Mucha gente me pregunta en Uruguay, por qué quieres tanto a Toluca, les digo, porque Toluca me abrió las puertas en su momento, no sólo las puertas sino la amistad, aquí logré hacer grandes amigos, tengo mis compadres, tengo un montón de gente que siempre está en contacto.
Como también tengo un montón de gente que vienen acá y todo el mundo me saluda y quieren platicar conmigo y por qué no, me pongo a platicar con ellos, cuando tengo tiempo. Mi agradecimiento total a mi Toluca la Bella.