Hacia una igualdad de genero

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“El logro de la igualdad de género requiere la participación de mujeres y hombres, niñas y niños. Es responsabilidad de todos”

Ban Kin-moon

 

El mundo avanza trepidante sobre la conquista del medio; la creación de plataformas digitales que nos permitan estar conectados ha crecido exponencialmente, se habla lo mismo de inteligencia artificial que de tecnología humanoide, pero hay algo que aún no puede ser conquistado por el ser humano: el espíritu humano, la grandeza de su potencial y la apertura a un campo venturoso de oportunidades equitativas y reales.

 

Estamos diseñados para coexistir, para armonizar en una sociedad donde la diversidad es parte sustancial de su esencia, sin embargo; vivimos azarosamente entre el egocentrismo y el individualismo, hoy las fases de nuestro progreso nos han hecho volver la vista atrás y comprender que necesitamos coexistir en un ambiente de respeto mutuo, de fraternidad e igualdad como nuestros antepasados en su momento idearon.

 

Entendiendo armónicamente que, la igualdad representa recibir el mismo trato como ser humano sin considerar las diferencias que como personas tenemos; en términos de justicia, ante la ley todos tenemos los mismos derechos y ante ello debemos recibir el mismo trato que la ley marca; sin distingos e independientemente del sexo con el que por naturaleza biológica nacemos.

 

Todo esto trae aparejado tras de sí “el principio de la no discriminación”, en donde mujer y hombre son considerados iguales por el simple hecho de ser humanos, considerando así que no se debe etiquetar ni sojuzgar a una persona únicamente por razón de su sexo, sin embargo; en nuestros días esta tendencia se ha aventurado en una desfiguración inequitativa de la defensa de los derechos, la tarea fundamental de todo ser humano respecto a esta situación, no puede ser otra que construir un terreno en donde se abone a una mejor calidad de vida, a un desarrollo humano más eficaz, y donde se privilegien las capacidades y los méritos, esta sin duda es fundamentalmente tarea de todos.

 

Debemos reconocer bajo este contexto que se reclaman y exigen derechos, pero no se habla sobre las obligaciones; obligaciones que deben traer aparejadas los derechos. En un mundo en el que se aspira a la igualdad entre personas, se debe establecer un verdadero equilibrio entre libertades y responsabilidades, así como la corresponsabilidad con la gente que nos rodea, entendiendo que de los actos que hoy hagamos mañana seremos testigos y que los actos u omisiones que se cometan tendrán una inevitable repercusión en la gente con la que cohabitamos, en síntesis; es pasar del individualismo a la colectividad, de la visión lineal a la panorámica, para preservar el bienestar social y la dignificación humana.

 

Debemos, como atinadamente ha manifestado nuestro ombusperson mexiquense Jorge Olvera García: “resignificar los derechos”; y para ser coparticipes de su protección, se requiere entender las obligaciones que adquirimos sin distingos y con responsabilidad para lograr su cumplimiento.

 

La igualdad en términos genéricos es un principio jurídico reconocido mundialmente, máxime que esté fue empleado mucho tiempo antes de la proclama de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (antecedente de los Derechos Humanos), es decir la igualdad no es principio novedoso que atienda necesidades sociales contemporáneas; sino que se convierte en el hilo conductor de la humanidad por generaciones, pues abona a un deber ser del Derecho: hacer asequible la justicia como un valor humano de primera necesidad.

 

Entendemos que mujeres y hombres son iguales ante la ley, toda vez que; si aplicamos la igualdad logramos un equilibrio (metafóricamente, es lo que representa la balanza de la justicia). Somos iguales todos, con derechos y obligaciones consagrados socialmente y en las leyes que regulan la convivencia humana; para lograr tal objetivo, una de las tareas fundamentales que tenemos como sociedad es vencer los estereotipos (roles que por cualidad y cultura históricamente son otorgados a los géneros) que por usos y costumbres definen nuestro actuar en la sociedad, logrando concientizar de la primacía de la dignidad humana.

 

Este ha sido un arduo debate a nivel nacional e internacional, se han establecido mecanismos legales, se han difundido campañas publicitarias, se han realizado cruzadas de concientización escolar y se han desarrollado políticas públicas por parte del Estado que permitan alcanzar el logro de estos objetivos sin que a la fecha se halla dado cumplimiento a lo que las Naciones Unidas plasmaron en el Objetivo 3 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio a cumplirse entre el 2000-2015, objetivo que categóricamente se definió como escudo de lucha: “Promover la igualdad entre los sexos y el empoderamiento de la mujer”.

La tarea internacional ha quedado pendiente, los mecanismos de lucha han sido rebasados por el escenario de la realidad, pues el pluriculturalismo ha impedido cumplir a cabalidad con el cometido de igualdad, la brecha generacional juega un papel preponderante y la concepción histórica de nuestra educación ha traído aparejadas consecuencias en el acceso tangible a la igualdad, pues los estereotipos históricos de la sociedad mexicana han etiquetado roles de conducta, que como costra se han adherido a la idiosincrasia nacional,  sin olvidar que algunos usos y costumbres en diversas latitudes de nuestro país y a nivel mundial han puesto un traspié a las legitimas intenciones de alcanzar la igual entre sexos.

Por eso, es necesario que la humanidad siga edificando constantemente un ser humano más humano, que tome el bastión de la igualdad como símbolo de libertad social, que practique en los hechos lo que en el discurso ha quedado plasmado, que se reconozca que el derecho se creó para dirimir controversias y armonizar a la sociedad, no para dividirla, y ante ello debemos abonar con nuestro actuar a un sistema de convivencia social más próspero; en donde la aplicación de la ley no se convierta en ideal y defensa de interés particulares a conveniencia, sino en baluarte que preserva la vida y la dignidad humana.

En la actualidad, a nivel global se siguen haciendo esfuerzos para luchar por la igualdad de género como un objetivo prioritario y de ello habremos de hablar con posterioridad.