Martes con M de Mito Las ofertas son ahorros
Este mito es quizá uno de los más arraigados y en parte se lo debemos al mal uso de la mercadotecnia. A veces las empresas hacen mal uso de su comunicación y – hay que decirlo- se aprovechan de la ingenuidad de la gente.
Uno de los principios tácitos de la Mercadotecnia es que la gente anda distraída, entre menos hagan que razonen las masas, mejor, y eso aplica también para otros ámbitos.
Recordemos que vivimos bajo el régimen Capitalista y ya hemos indicado que se sostiene por el consumo. No se debe dejar que la gente, en este caso, el cliente, razone, si lo hace pone en peligro la tan anisada venta. Entonces ¿qué hacen las empresas? Pues dirigen todos sus ataques al corazón, a los sentimientos, a la nostalgia, a la infancia. Procurando que nada llegue a la cabeza, a la razón. Si esto llega a suceder, el cliente se daría cuenta de que realmente no necesita lo que está a punto de comprar; el cliente se daría cuenta de que el precio de 99.99 es una bicoca porque no llega a los 100, y la empresa con todo gusto recibirá los 100 pesos del cliente con el antiquísimo argumento de que no tiene cambio, – ya nadie, en México, usa monedas de centavo, ¡ni de 20!,- entonces, el cliente se irá bien contento a casa porque la compra le salió “barata”, – cuando alguien le pregunte, cuánto le costó el producto, el cliente referirá que 90 (en lugar de 100).
Pero eso no es todo, si el cliente razona y argumenta que quiere su centavo, que desea que le devuelvan su cambio de 20 centavos; la empresa contraatacará dirigiendo su armamento a ¿dónde cree? Pues exacto, ¡al corazón! Y le dirá que ese centavo, esos 20 centavos serán destinados a los niños huérfanos, sin hogar, o niños con alguna discapacidad o mascotas rescatadas de la calle o alguna otra obra de beneficencia o caridad. Y si usted, reclama y exige que le den su “cambio” quedará como un falto de piedad y misericordia. Qué vergüenza ¿verdad?, mejor deja ir esos centavos, esa pobre gente los necesita más.
Ah, pero espere. En efecto, las empresas darán su donativo a las grandes causas, pero ¿qué cree? Al hacerlo lo harán deducible de impuestos, beneficiándose totalmente por ello.
Y entonces usted, inocentemente dirá, mira este producto me costó 90 pesos, ahorré 10.
Pero no es así, lo que realmente ocurrió es un descuento; no un ahorro, la empresa, en el mejor de los casos descontó el precio, pero usted no ahorro, – recuerde los componentes del ahorro: objetivo, tiempo, monto. Usted, dejó de pagar, pero no ahorró, nada.
Ya con esto en mente, imagina usted el famoso 2×1, pensando únicamente para mover los inventarios beneficiando a ¿quien cree? ¡a las empresas!
Recuerde usted que el ahorro tiene que ver con su Presupuesto, es interno. Si realmente usted al dejar de pagar 100 para pagar 90 va y ahorra esos 10 pesos en su cuenta de ahorro, será un ahorro, si no, seguramente se lo gastará en otro producto que seguramente no estaba presupuestado y que nada tiene que ver con su ahorro.
