PEQUEÑO APOCALIPSIS
De niña, ante un llanto caprichoso
La madre la consoló con un:
No llores mi hijita, si tú inventaste a Dios
La niña paró el llanto en seco, al instante,
Como una guillotina virgen,
Y hasta el día de hoy se portó como tal
Como autora indiscutible
De tamaña creación
Creció como una muñeca de porcelana irrompible
Y se bebió el llanto
De todos los galanes a quien maltrató
Por puro placer de colección…
Ella a los trece ya parecía una mujer de mundo
Igual su doble vida de infanta hembra doble cara
Se divertía hasta caer rendida en su cama de agua, en su hamaca
O en los brazos de algún amante de turno
Que cumplía con todos
Sus caprichos
Empezando por los de la piel
Ella nunca más volvió a llorar
Solo el placer la conmovía
Y adicta hedonista al orgasmo perpetuo
Con gotas de nirvana
Cuando sus ojos se mojaban
Era únicamente por estar en algún pináculo
De alguna cama
O en el dulce estertor
De alguna planta alucinógena
O bebiendo a pico y en dama algún Napoleón embotellado
Popular saludaba a esos seres invisibles
Que dicen son los ángeles
Y que envidiosos
Nunca pudieron cortarle las alas por mandato superior
Su inteligencia hacia Manuales de los Teoremas y
Cantaba en idiomas a doquier
La verdad,
Era irresistible
Pero rompió los tiempos
Y ya con las alas
Desechas
No había cuerpo que podía resistir,
Un día, una noche, empezó a caer
Pero está tan alto que todavía no choca con tierra
Firme
Algunos taumaturgos dicen que pronto
Otros que todavía
Pero que de que cae cae… y caerá
Y yo que te creé
No estaré ahí
Para recibirte en mis brazos,
Salvo que hagas
Lo que debes hacer
Pero nunca lo harás
Los demonios con falda y escote
Profundo, nunca nunca,
Lo hacen.