Su voz

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El manto de la noche cubría la habitación, los fulgores de la luna entraban por la ventana. Yo, pensando en él, escuchaba cómo la melodía de su voz me arrullaba en el reproductor de última tecnología de mi alma.


… Y se abrieron los canales por donde me llegaban sus arrullos, y se apagó el silencio con la música sofisticada de sus vocablos. Entonces, me dejé llevar de la mano de sus melodías y me perdí en las arboledas de su canto. Oír su voz, era la manera de hacer desaparecer las distancias y sentirlo tan cerca, como está en la caja musical de mi corazón.


Lo escuché muchas veces, mientras su voz hechicera acariciaba con delicadeza todo mi ser y hacía florecer hermosas orquídeas abonadas con sus notas que llegaban a mis tierras fértiles de mujer.


Su alma volando a mi alrededor, como una hermosa mariposa blanca balanceándose sutilmente con el céfiro de mis suspiros, me hizo sentir que lo tenía tan cerca que su voz era mi voz y mis suspiros, la brisa de sus palabras.


Finalmente, su alma se fusionó con la mía. Su luz, tan brillante y tan intensa, era como si una misma armonía, que hacía vibrar el dormitorio de mis sueños, nos envolviera y nos fundiera en un mismo cuerpo.

~•~

Escuchar de su voz su lindo arpegio

pinta lirios en noches argentadas

y se llena de miel mi florilegio

con sus notas de tiernas llamaradas.

Escuchando los cantos de su arrullo

a mi alma la colma de alegría, 

y es tan lindo su eco y su murmullo

que se vuelve soneto y poesía.

Es su voz la caricia placentera

que me envuelve en su seda de ternura,

cuando lo oigo en la sombra de la higuera

dibujando preciosa partitura.

Es su canto guardado en mi memoria,

el poema parlante de mi historia.

Entonces, volví a escuchar su voz de sinfonía con los altavoces de mi alma. Lo escuché tantas y tantas veces y con tanta intensidad, que mi corazón palpitaba de alegría y con pasión, le decía: ¡Te amo, te amo! ¡Cuánto te amo, vida mía!

Inés Sánchez Rico.